A propósito del dibujo

Manuel Domínguez

viernes, 4 de enero de 2019  |   


Entendemos al dibujo no solo referido a los medios de representación sino a, lo más importante, cómo se comporta el sistema visual, o en términos corrientes, la percepción.

Se trata de pensar el esfuerzo que implica reducir un mundo de tres dimensiones a solo dos. Esa construcción se realiza a partir de señales lumínicas que representan las diferencias de contraste y color de las imágenes que recibe el sistema visual. Obviamente el reconocimiento del entorno y los objetos se complementa fuertemente con otros sentidos, como el tacto, el oído, el olfato. Todos estos sentidos actúan en forma conjunta y definen con su accionar la percepción, que además actúa con la cultura del observador y su mundo pasado, cultivado. El producto de todo este proceso casi automático, casi inconsciente, define la percepción del observador sobre el mundo que lo rodea.

El dibujo es el lenguaje o proyecto gráfico que representa con sus ideogramas lo proyectual en todos los campos del diseño. Debe transformar una imagen intelectiva previamente reconocida por el sistema perceptual del mundo de los objetos, en una imagen gráfica significante de esa percepción, o realizará una representación de lo prefigurado o elaborado en la mente.

Estos dos hechos básicos del mundo de lo perceptivo y el mundo de lo prefigurado, es lo fundante para desarrollar el dibujo como el campo gráfico, donde aparece lo que conocemos como el signo, que representa a algo en algún instante o lugar. Su valor como representante de ese algo o de un pensamiento proyectual es de gran importancia, pues tiene la propiedad de representar con su significado el pensamiento proyectual. Ver significa aprehender rasgos salientes del o los objetos, espacios, hábitat; en suma, los rasgos salientes no son otros que la síntesis que gráficamente nos sirve para comunicar. El dibujo es una expresión gráfica o signo con tendencia a mostrar la realidad de lo percibido o prefigurado.

También decimos que todo lo perceptual está integrado a una cosmovisión, donde todo se halla interconectado y dependiente, un mundo holístico. El hombre necesariamente opera sobre el hábitat y construye a escala de sus necesidades físicas, intelectuales, dinámicas. Quedan claro dos campos en que actúa el dibujo: el primero es exclusivo de la percepción, o lo que llamamos mundo perceptual. El segundo es el atinente al mundo del diseño, que es el de la prefiguración. En la representación del mundo de lo perceptual interviene el pensamiento, construyendo al modo de lo que Leonardo Da Vinci y Durero estudiaron en los problemas de la perspectiva, donde la imagen realizada por el pintor se considera como la proyeccióndel original sobre la tela, y el centro de esa proyección está en el ojo del pintor. Por tanto, esto forma parte de la geometría proyectiva y representa al original tridimensional en forma plana, pero conservando en esa proyección las estructuras geométricas del original.

Esto es posible porque hay propiedades geométricas invariantes en la proyección, propiedades que aparecen sin alteración en la imagen y que hacen que la identificación sea posible. Hallar y poder analizar estas propiedades es lo fundante del dibujo: las particiones, la proporción, los planos horizontales, verticales, inclinados, las líneas manifiestas de los objetos. Verificadas todas estas propiedades se ingresa en el campo de las técnicas de representación. En la representación del pensamiento de lo prefigurado, el objeto a representar no está, solo existe en el pensamiento del diseñador, quien “prefigura” el objeto viéndolo como un todo: forma, color, textura, luz, con una escala preferencial que da idea de medida y forma por comparación con otros objetos o espacios. Todo esto inserto en una cultura determinada por la historia del individuo. Luego se imaginan las partes constitutivas del objeto o espacio, cómo funciona, las entidades en que se divide, su estructura, su materialidad; y recién después de esta serie de operaciones integradas holísticamente se puede comenzar a representar el o los objetos u espacios.

Podemos decir que lo proyectual antecede a la representación; sin el pensamiento o prefiguración no puede haber representación. Munari decía que “se ve lo que se piensa o conoce”. Podemos decir que lo proyectual tiene una prefiguración “armada” en el pensamiento de lo conocido y “proyectado” con todos sus elementos hacia algo nuevo, que necesariamente contiene todo lo anterior conocido. Concordamos que el diseñador primero prefigura y luego proyecta: la representación es anterior al proyecto y es además parte constitutiva de éste. Se apropia de campos del proceso proyectual y los combina con campos del proceso geométrico-matemático-representativo, e inventa las formas y modos de mejor expresar lo que ha de construir o producir artificialmente. 
El otro gran campo es el de la expresión gráfica (dibujo) en forma de símbolos, grafismos, ideogramas, que en principio representaban totalidades del pensamiento y que después se transformarían en la escritura según la conocemos hoy, donde se destaca la capacidad de síntesis que el hombre desarrolla entre su pensamiento y la representación del mundo en forma gráfica o escrita, los dos grandes sistemas de representación e ideación del mundo. Estos procesos tan importantes aceleraron la construcción de un pensamiento sobre todo lo artificial, y de lo proyectual de las realizaciones del hombre.