Trabajadores migrantes

Leire Asensio Villoria, David Mah

viernes, 12 de abril de 2019  |   

La idealización de la práctica de arquitectura como ejercicio arraigado al lugar y específico a los límites disciplinares tradicionales persiste como modelo privilegiado en el imaginario profesional y disciplinar. El arquetipo del arquitecto que cultiva una práctica sensible fundada en el contexto y la tradición se celebra comúnmente como la forma auténtica de ejercer la profesión. Sin embargo, la cultura y la práctica globalizadas obligan al arquitecto a operar con ajenidad respecto de las alianzas disciplinares y geográficas y a desenvolverse como un extraño.[1] Con frecuencia, la vida contemporánea exige la movilidad de los profesionales, mientras que una presión cada vez mayor para producir síntesis y continuidad entre escalas y ámbitos segregados pone crecientemente en duda la viabilidad del apego a límites disciplinares, geográficos o culturales a priori.[2] La migración se ha convertido en la condición común bajo la cual se forja la mayor parte de las prácticas y las culturas contemporáneas del diseño. 

Instalación Canada Blooms, asensio_mah. Instalación jardín temporaria en la Canada Blooms Fair, Toronto, Canadá.Mientras que en épocas anteriores la idea de migración estaba relacionada con la figura del exiliado moderno,[3] en la actualidad la experiencia de muchos profesionales tiene que ver con la de un trabajador migrante, caracterizada por transacciones necesarias entre extraños itinerantes y localidades profesionales y disciplinares variables. Igual que las generaciones anteriores, los trabajadores migrantes emprenden viajes disciplinares y geográficos sorteando crisis o en busca de nuevas oportunidades, sin la comodidad (o el peso) de un consenso ideológico, estilístico o ético. La ausencia de una misión abarcadora de la que disfruta (o carece) el exiliado internacional moderno permite el cultivo de itinerarios altamente individualizados. En lugar de un proyecto moderno de mayor envergadura, los trabajadores migrantes se alinean de forma provisional con disciplinas, movimientos, lugares y estilos itinerantes. Su estatus se asienta sobre preocupaciones económicas, más que humanitarias, y su papel se configura siempre transaccionalmente, obteniendo su medida según la capacidad para contribuir.             

En lugar de una cultura del diseño compartida, la característica común que sostiene hoy a la práctica del diseño se relaciona con los aspectos operativos prosaicos del ejercicio profesional. Mientras que los estilos, las firmas, las narrativas, las subdisciplinas y los submovimientos del diseño proliferan libremente, son muy pocas las prácticas que pueden escapar, en la vida laboral cotidiana, de la hegemonía de las herramientas, las plataformas, y los sistemas operativos digitales. El foro para diseminar tendencias de diseño cada vez más pequeñas y de menor duración está también insertado en el "shitstorm[4] de las plataformas de comunicación".[5]

La condición del trabajador migrante circula además en paralelo con una preferencia dominante por el "uso general". La tecnología digital no es sino de uso general: computadoras de uso general, sistemas operativos de uso general y robots de uso general encarnan y definen esta condición más amplia. Una de las pocas posibilidades de producir coherencia en las poblaciones mundiales de trabajadores migrantes consiste en el reconocimiento de que lo que sostiene a la tecnología digital de uso general es el conocimiento y la sensibilidad sistémicos. Con esto en mente, la práctica migratoria podría emanar deliberadamente de su capacidad de negociar con diversos contextos entablando una conversación[6] con temas usualmente poco familiares y con los medios disponibles, respaldados ambos por la conciencia y el manejo de dicha sensibilidad y operatividad sistémicas. 


[1] Las nociones de extraño o extranjero están informadas por la categoría sociológica del extraño de Georg Simmel y los ensayos de Richard Sennett sobre el extranjero, así como por la práctica arquitectónica: la puesta en marcha de FOA de la idea de extranjería en su práctica creativa. Ver The Stranger [El extranjero], de Georg Simmel, 1908; Richard Sennett, 2008, The Craftsman [El artesano], Yale University Press, Nueva York; Moussavi, F. y Zaera Polo, A., FOA Code Remix 2000 págs. 122 – 143 in Foreign Office Architects, 2G, No 16, 2000/4, Editorial Gustavo Gili, Barcelona.   
[2] La intención original de Sennett fue esclarecer la sensación de autodesplazamiento y distanciamiento relacionada con la idea del extraño o el extranjero, con el objeto de describir un estado mental que creía que debería adoptarse cuando se abordan los desafíos medioambientales más amplios y la sustentabilidad que enfrentan la cultura material y la producción actuales. Su argumento de “imaginar que somos como inmigrantes” cuando abordamos una reflexión sobre la práctica material ilustra las oportunidades que presenta el desplazamiento.
[3] El «estilo internacional» fue la base común para la primera gran oleada de arquitectos exiliados. En consonancia con la creación de un sistema monetario internacional, los arquitectos migrantes esparcidos por todo el mundo sujetaron sus prácticas profesionales al estándar moderno. La disolución del patrón oro de Bretton Woods, provocada por el Nixon Shock de 1971, cambió la economía mundial a un sistema de tipo de cambio flotante impulsado por el mercado, ofreciendo una analogía para el movimiento paralelo de una estructura singular de la práctica profesional a la de una pluralidad de escenas competitivas en la arquitectura. Como reflejo de esto, el arquitecto migrante, en tanto migrante económico o trabajador, es, en muchos sentidos, la condición que prevalece en la actualidad.
[4] Shitstorm significa literalmente, «tormenta de mierda». Se usa en el sentido de «tormenta de indignación en un medio de internet». (Nota de traducción en Byung Chul Han, 2017, In the Swarm [En el enjambre], Digital Prospects, MIT Press, Cambridge)
[5] Esta caracterización de las comunicaciones digitales contemporáneas ejemplificadas por plataformas digitales como las redes sociales está desarrollada en el libro: Byung Chul Han, 2017, In the Swarm [En el enjambre], Digital Prospects, MIT Press, Cambridge.
[6] La noción de diseño como acto conversacional está tomada del cibernetista Gordon Pask.