Simulacionismo

Juan Pablo Porta

lunes, 15 de abril de 2019  |   

Trabajar con simulaciones involucra el desarrollo descriptivo de un determinado performance mediante lógicas matemáticas cuyos parámetros se corresponden con los del comportamiento de un sistema. Este desarrollo requiere del trabajo con modelos. En el estudio de las ciencias, un modelo significa la descripción geométrica de un objeto y la abstracción consistente de sus procesos, y se puede refinar a medida que se desarrolla la comprensión de los mismos. Las simulaciones son esenciales para el diseño de sistemas materiales complejos y para el análisis de su comportamiento en el tiempo, y pueden ser utilizadas como la estructura formal que ordena los procesos generativos de un proyecto urbano, paisajístico y arquitectónico que procura involucrarse y dar respuestas no reductivas a los cambios en un contexto dinámico. Además de ordenar el performance de un proceso, un modelo de simulación incorpora conceptos de la física no lineal capaces de diferenciar los cambios que las estructuras y los materiales arquitectónicos llevan adelante ante las condiciones cambiantes en las que operan. Algunas de las propiedades de un modelo de simulación son:

Diversidad
Una simulación es capaz de transferir comportamientos y propiedades diversas entre organizaciones materiales, de las que la variedad funciona como indicador de la inherente complejidad. La variedad puede medirse mediante un simple recuento de los tipos emergentes, a través de la extensión de valores numéricos, o por medio del reconocimiento de la presencia de cambios repentinos de clase, o umbrales.

Subordinación
En una simulación se incrementan las variables cuando la variedad (distinción) y la subordinación (conexión) entre partes o aspectos se despliegan en diferentes dimensiones. Entre ellas se incluyen las tres dimensiones espaciales ordinarias de una organización, su estructura geométrica, la dimensión de su escala espacial, la dimensión de sus tiempos, y la dimensión de la escala temporal o dinámica. 

Irreductibilidad
Una simulación requiere articular múltiples funciones y variables interactuando al mismo tiempo. Su irreductibilidad resulta del despliegue de variaciones cuantitativas de un comportamiento cualitativo en el tiempo. La evolución de dichas funciones y variables limita la posibilidad de simplificación, y aumenta inversamente la capacidad de respuesta de un sistema a la emergencia de obstáculos o nuevas variables.

Iteraciones del modelo de simulación de deformación topográfica para la optimización de obtención de energía eólica y contención de agua. Proyecto Wind Garden, Taller Embalses, Programa en Arquitectura del Paisaje, Escuela de Arquitectura y Estudios Urbanos, Universidad Torcuato Di Tella, 2018. Profesor: Juan Pablo Porta. Asistente: Sofía Damianovich. Alumnos: Mariano Galíndez, Agustín Ros y Federico Zorrozúa.Un modelo de simulación proporciona lógicas internas y alimenta la construcción de razonamientos dentro de los procesos de diseño, en lugar de determinarlos externamente. El procesamiento de variables dinámicas y la consistencia de sus relaciones introducen en la arquitectura el potencial para la generación de sistemas responsivos, complejos y versátiles. Al integrar parámetros, la disciplina se vuelve capaz de construir formas complejas de manera rigurosa, manipulando sus topologías de forma activa. Intrínseco a los desarrollos contemporáneos, un modelo de simulación supone una relación transmisible y evolutiva con ellos, permitiendo trabajar de forma directa su proliferación, reconociendo cambios, introduciendo coherencia, y cultivando arquitecturas vitales que renuevan el valor de la disciplina en un contexto volátil.