Entrevista | Fabián de la Fuente

miércoles, 24 de abril de 2019  |   

Involucrado en el proceso de aprobación de los nuevos códigos, el Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo conformó dos equipos de trabajo, destinados a analizar, discutir y solicitar modificaciones en los proyectos de ley. Entrevistamos a un representante de cada equipo para contarnos la experiencia: Arq. Fabián de la Fuente, del equipo para Código Urbanísitico, y Arq. Virginia San Martín, del equipo para Código de Edificación.


“Es importante que la ciudad renueve sus instrumentos y herramientas de gestión”

Fabián de la Fuente, Tesorero y Presidente de la Comisión de Urbanismo y Medio Ambiente del CPAU repasa las acciones realizadas desde que comenzó a tratarse el tema y cuáles son las modificaciones que más afectan a los proyectos. Las claves tras la entrada en vigencia de la ley. 

Entrevista por: Patricio Ballesteros Ledesma

A raíz de la aprobación de las nuevas normas, el CPAU organizó en forma interna dos comisiones de trabajo ad hoc para estar al tanto del desarrollo, la implementación y la migración de un modelo a otro que plantean las normas de reciente sanción. Sobre el Código Urbanístico en particular, se puso el foco sobre el impacto en la ciudad y, en especial, en el ejercicio de los matriculados. Cambio de paradigma, incorporaciones innovadoras y aspectos que no recibieron un tratamiento específico. Dilemas entre el marco jurídico y la práctica profesional. Los aportes institucionales y las consultas de los arquitectos.

P.- ¿La idea de las actualizaciones de los Códigos y la Ley de Plusvalía surgieron de una necesidad del Gobierno o eran vitales para adecuarse a la realidad de una ciudad cambiante?

R.- A la Ciudad le corresponde la actualización de sus normas para dejar definidas las políticas públicas y expresarlas en un marco territorial. Y también tiene la responsabilidad de actualizar los instrumentos para que el Plan Urbano Ambiental esté acorde con el Código Urbanístico. En ese contexto, es razonable que se haya planteado la iniciativa de incorporar cambios. La idea de hacer un Código nuevo fue impulsada por el Jefe de Gobierno y su gabinete con el objetivo de poner el acento en temas como la “ciudad uniforme” y “más transparencia”, ofrecer mayores garantías de prácticas profesionales y mitigar algunos desbalances producidos por el anterior.

P.- ¿El contexto económico financiero fue el adecuado para impulsar estos cambios o provocará una traba extra para la factibilidad de nuevos proyectos?

R.- Si bien no era un tema que estaba en la agenda del sector ni se planteaba como una necesidad impostergable, producción de hábitat en la ciudad está con un modelo que requiere adecuaciones y nuevas prácticas y legislación para darle impulso a su gestión. Las modificaciones a los códigos forman parte de una decisión política impulsada por el Ejecutivo porteño, que maneja sus tiempos, aunque un debate más amplio de las propuestas que presentamos desde el CPAU hubiera aportado más certezas y un mayor consenso a la ley sancionada. Incluso, como hay cuestiones que quedaron intactas del anterior código, podríamos decir que más que una norma nueva es una modificación.

P.- ¿Se encarecen los proyectos que están en planificación o no presentan diferencias en relación a los costos?

R.- El nuevo Código Urbanístico no tiene incidencia sobre los costos de construcción, pero sí tiene una naturaleza muy distinta al anterior en su formulación: se pasa de distritos e indicadores numéricos que afectan a la parcela a las llamadas áreas de sustentabilidad o corredores. Ahora, la edificabilidad es la resultante de cubrir los gálibos formales que traza la ciudad como un completamiento morfológico y las nuevas poligonales remplazan a las áreas de zonificación. Así, surge toda una suerte de ingeniería de construcción morfológica que, de momento, provoca más preguntas que respuestas acerca de su conveniencia. En cambio, la Ley de Plusvalía trae modificaciones importantes porque los metros excedentes permitidos por el CU estarán alcanzados por esta Ley. Es decir que parte del plusvalor que me otorga esta modificación de Código debe volver a la Ciudad para que se realicen obras de infraestructura.

P.- ¿Cuáles son los aspectos más innovadores del nuevo código urbanístico? 

R.- Es bueno que la ciudad empiece a entender su estructura a partir de macro manzanas, que se revalorice al pasar de un esquema del zonning funcional a la mixtura de usos y áreas en función de su carácter, en relación al PUA. De todas maneras, se podría haber logrado más rápido con permisos para la rehabilitación patrimonial en condiciones que garanticen la habitabilidad en sectores del Casco Histórico, por ejemplo. También es positivo que Buenos Aires, en su expectativa de un Código ambicioso, trate de empezar a completarse como ciudad y que las situaciones de las medianeras dejen de ser expresiones inacabadas de algo terminado, para convertirse en valores de un nuevo paisaje.

P.- ¿Hay temas relevantes para el trabajo de los arquitectos que no se incluyeron?

R.- No podemos decir que hay realidades que quedaron afuera: todos los aspectos y problemáticas fueron enunciados, algunos con mayor precisión que otros. Lo que sí sucede es que en la ley se mencionan algunas generalidades que no tienen parámetros claros para ser aplicadas por los profesionales. Por ejemplo, se promueve un modelo territorial pero la ciudad tiene de antecedente al Plan Urbano Ambiental donde el Código Urbanístico debiera ser la expresión normativa, pero no así categóricamente esa nueva visión. Tampoco está contemplada la relación con el área metropolitana, con la costa ribereña, el equilibrio Norte y Sur de la ciudad y las sub-centralidades. Hay una serie de ambigüedades que se podrían haber trabajado más en profundidad para que las aprobaciones por interpretaciones sean más ajustadas.

P.- ¿Cuál fue el trabajo del CPAU cuando se anunció que los proyectos estaban en marcha?

R.- El Código Urbanístico se sancionó el 27 de diciembre pasado en su versión 12 pero en el Consejo estuvimos trabajando desde el principio con un documento titulado “Aportes y recomendaciones a la formación del nuevo Código Urbanístico”, que se hizo en acuerdo con las instituciones profesionales de la Ingeniería (CAI, CPIC). Con el aporte de algunos profesionales convocados, y en paralelo a como se iba construyendo el nuevo Código, trabajamos sobre las diferentes dimensiones del proyecto y realizamos algunas advertencias sobre temas que consideramos que debían ajustarse. Algunas propuestas fueron tenidas en cuenta y muchas otras quedaron pendientes. Lo cierto es que el CPAU siempre estuvo con el ánimo de acompañar el proceso, sin que esto implique algún deterioro en las prácticas profesionales en el ámbito porteño.

P.- ¿Qué presentaciones hicieron durante las audiencias públicas y cuál es la situación hoy?

R.- La última presentación formal que hicimos fue un extracto del manifiesto durante la audiencia pública previa a la aprobación. Luego, entregamos un original del documento en la Legislatura y expresamos algunas situaciones que veíamos disonantes para la ciudad. Ahora ya tenemos una ley sancionada y por eso el CPAU está trabajando desde otro lugar con respecto al Código Urbanístico: sobre cómo es la implementación real y cuáles son sus impactos en el ejercicio profesional.

P.- ¿Tuvieron reuniones con matriculados o pedidos de asesoramiento?

R.- A fin del año pasado, en medio de las fiestas, convocamos a un grupo de expertos que ya habían trabajado con nosotros, elegimos algunos temas que nos resultaban críticos y elaboramos un documento de lectura con consideraciones generales sobre el nuevo Código Urbanístico. En enero, hicimos una ronda de casos con la participación de algunos estudios que representan al arco de la producción de la Arquitectura en la ciudad y con mucha actividad profesional en el área de viviendas. A esa reunión trajeron inquietudes y dudas sobre algunos proyectos que tienen en sus oficinas y los debatimos en forma abierta. Muchos nos manifestaron las controversias o incógnitas que surgen entre el terreno, el Código y la interpretación que hay que aplicarle a toda la nueva lógica de otras reglamentaciones y usos. Eso nos dio pistas para despejar cuáles son los nuevos campos de incógnita que el nuevo Código Urbanístico auspicia. En paralelo, hicimos una apertura a los matriculados para que nos acercaran sus consultas sobre el nuevo marco legal y recibimos más de 80 preguntas, tanto genéricas y de orden conceptual como otras muy específicas relativas a normas de tejido (el Título 6) y procesos de gestión. Todas fueron ordenadas en un temario y las respuestas se publicarán en la web de CPAU, apenas dispongamos de las respuestas quedesde las autoridades de aplicación de la norma nos sean remitidas.

P.- ¿Cuáles son los cambios o ajustes más relevantes que los matriculados tienen que implementar?

R.- El Código actúa sobre una ciudad que ya existe y como la impronta del completamiento morfológico es primordial, hay situaciones vinculadas al cambio del paradigma numérico al formal que suscitan algunas resistencias o controversias que merecen atención. La ciudad requiere de un análisis punto a punto de sus 12.000 manzanas, porque cada una y cada lote representan una problemática particular. Con el nuevo marco jurídico dado, ahora desde el CPAU avanzamos para que los profesionales lo internalicen y puedan dar respuestas concretas a los pedidos de sus clientes. 


Equipo de trabajo de Código Urbanístico
Con la coordinación general de Margarita Charrière y Fabián de la Fuente, el equipo estuvo integrado por Heriberto Allende, Fernando Diez, Guillermo Gutiérrez Ruzo, Daniel Kozak y Javier Pisano, la coordinación técnica de Lorena Vecslir y Pedro Linares, y la contribución especial sobre aspectos específicos de Luis Baer, Javier Fernández Castro, María de las Nieves Arias Incollá y Cristina Fernández.