El primer paso
Gloria Idelsohn
Una reflexión sobre la enseñanza de Introducción a la arquitectura contemporánea.
La primera virtud del conocimiento es la capacidad de enfrentarse a lo que no es evidente.
—Jacques Lacan
Siempre que enseñes, enseña a la vez a dudar de lo que enseñas.
—José Ortega y Gasset
La materia Introducción a la Arquitectura Contemporánea (IAC) pertenece al primer año de la carrera de arquitectura en la FADU, UBA. Los alumnos se enfrentan por primera vez no solo a la carrera, sino también a la vida universitaria, con todo lo que eso implica. Hasta entonces, fueron conducidos de manera automática de una materia a otra durante cinco años de escuela secundaria; de donde finalmente egresa, en la mayoría de los casos, con un nivel que no les permite afrontar con seguridad y rigurosidad la universidad. Esto es algo conocido por todos: lo comenzamos a verificar en nuestra materia a través de manifestaciones de inseguridades y dificultades en la expresión de las ideas a nivel verbal y escrito, falta de poder de síntesis, falta de reflexión y de crítica, faltas de ortografía. A todo este bagaje de inconvenientes, que no llega a revertirse con el CBC, se le suma el tener que introducirlos en el mundo de la arquitectura y su complejidad. Nos enfrentamos en cada cuatrimestre con estudiantes que mantienen las características antes señaladas y que su vez tienen sus particularidades y preferencias.
En cuanto a la arquitectura, recibimos un grupo humano “virgen”, que no tiene preconceptos y prejuicios, llenos de expectativas, con ansias de conocimiento y motivación. La necesidad de una reflexión profunda sobre todas estas cuestiones nos obliga a reformular permanentemente nuestro quehacer.
En primer término, ¿qué es IAC? ¿Cuál es su objetivo? ¿Qué metodologías utilizamos para su comprensión? ¿Qué criterios pedagógicos? ¿Qué resultados esperamos? ¿Estamos en el camino correcto? ¿Qué deberíamos modificar en nuestra coordinación grupal? ¿Por qué?
Ante todo, Introducción a la arquitectura contemporánea es eso, una introducción, una primera aproximación al objeto de estudio: básicamente autores y obras de arquitectura que en su conjunto resultan una manifestación de lo que fue la evolución de la arquitectura a partir de la Revolución Industrial.
Pero aquí hacemos una salvedad, y es que IAC no se trata de historia. No es historia en el sentido de querer realizar una revisión cronológica e historiográfica de las obras. IAC se sirve de la historia de la arquitectura contemporánea para extraer herramientas de diseño que les permitan a los alumnos desarrollar los ejercicios en los talleres de arquitectura, habiendo conocido y reflexionado previamente cómo arquitectos de distintas épocas y contextos se enfrentaron a distintas problemáticas. Cómo supieron manejar temas como la luz, la materialidad, la estructura, la espacialidad, las texturas de una obra, su ideología, cómo lo resolvieron y por qué, sobre todo planteándose muchos porqués.
Hacerles conocer los códigos y lenguajes de la disciplina, el modo de transmisión visual clara y concisa, como así también el poder reflexionar y adquirir una postura crítica, es parte de nuestra tarea. Transmitirles especialmente que para ser arquitecto es necesario introducirse también en otras áreas como sociología, psicología, filosofía, biología.
La dificultad se presenta a la hora de poder implementar trabajos prácticos que, por un lado, permitan al alumno un primer contacto con la arquitectura, tomando conciencia de todas las variables que juegan a la hora de enfrentarse con un proyecto de diseño, poder discernir, debatir y cuestionar lo analizado y por otro, a nivel dinámica grupal, el llevar a cabo el ejercicio de manera interactiva, motivando una participación en la que cada uno de los alumnos se vea involucrado, no solo en su práctica particular, sino en la de sus compañeros.
Sobre las clases
IAC es una materia cuatrimestral que se desarrolla una vez por semana con clases teóricas y prácticas. Las clases teóricas intentan dar un marco de referencia a los contenidos del programa, enfatizando las posturas ideológicas de los grandes maestros, el concepto de modernidad que acompañó a esas ideologías, los referentes, herramientas de diseño, contextos y vanguardias que fueron fundamentales para la evolución, comprensión, valoración y crítica de la arquitectura contemporánea.
Conceptos como “la arquitectura es ideología construida” o la definición de la arquitectura como “la organización y formalización del espacio”, por ejemplo, son estudiados y profundizados a lo largo de las charlas a través de un recorte subjetivo e intencional de obras, autores y movimientos, a los efectos de que los alumnos puedan asimilar y reflexionar la arquitectura de manera crítica.
El alumno asiste a la charla, toma apuntes del mismo y realiza una devolución donde debe expresar los contenidos de la misma, una reflexión crítica y profunda sobre uno o todos los temas dados y finalmente una reflexión sobre el disertante que dictó la charla. Esto implica que la clase teórica no termina en la asistencia al aula, sino que crea la responsabilidad de confeccionar un impreso donde se puede verificar hasta qué punto el alumno recibió y asimiló los contenidos. A lo largo de los años constatamos que, al comienzo, las dificultades en tomar apuntes y realizar una reflexión crítica son notables, para luego mejorar al finalizar el cuatrimestre. Resaltamos la importancia de estas devoluciones al brindar al alumno una especie de guía que le será útil para la preparación del examen final, y ejercitarlo en la reflexión.
Por otro lado, en la práctica nos enfrentamos a que la regularidad de entrega de los trabajos (clase a clase) se ve sensiblemente alterada debido a que a muchos alumnos les resulta difícil entregar el trabajo a tiempo. A su vez, el docente tiene que estar permanentemente controlando que los trabajos sean fruto del propio alumno y no copia de internet o fuentes no registradas, lo que distorsiona de manera importante el real objetivo del ejercicio. Cada cuatrimestre la cátedra confecciona un impreso donde se indica clase por clase la charla teórica que se dictará y el trabajo práctico con los objetivos y consignas para la clase siguiente.
Los trabajos prácticos son diseñados de manera que resulten ejercicios cortos (1, 2 a 3 clases) pero con temáticas puntuales, que abarcan desde la experiencia con materiales hasta la ciudad.
En el primer ejercicio titulado “De la composición neoclásica al espacio moderno”, los alumnos tienen la oportunidad de visitar y experimentar el espacio interior de una obra clásica y una moderna ubicadas en la Ciudad de Buenos Aires, vivenciando estos espacios a nivel sensitivo y detectando sus diferencias a nivel racional.
En la cátedra damos especial relevancia al tema de la vivienda, que se convierte en el ejercicio final “Modos de habitar”, donde se analiza comparativamente una vivienda unifamiliar exenta en el paisaje y otra de vivienda colectiva en entorno urbano. El hábitat, la vivienda, es el problema más difícil y a la vez el más común que enfrentan los arquitectos en su ejercicio profesional. La cantidad de condicionantes que involucran la resolución proyectual son complejos.
Comparar implica confrontar, registrar diferencias y similitudes, entender el porqué de esas diferencias y el cómo se materializan, qué se priorizó y cuáles fueron los referentes.
Implica investigar acerca de lo que significa la vivienda en distintas latitudes, contextos y culturas.
A la hora de plasmar en un trabajo, se indica al alumno la utilización de la documentación básica: plantas, cortes, perspectivas, e incluso maquetas, y el desarrollo en láminas a través de croquis a mano alzada, evitando en lo posible las fotocopias o fotos. De esta forma la comunicación visual del trabajo es más expresiva y obliga a los alumnos a una compenetración más profunda con las obras. Es imprescindible que los alumnos aprendan a reconocer y manejar estos elementos; y que puedan descubrir en ellos cómo los arquitectos los utilizan.
La decisión de qué tipo de trabajo práctico se va a realizar requiere siempre una reflexión previa (tanto a nivel didáctico-pedagógico como en relación a los objetivos del ejercicio), que no siempre se hace hasta las últimas consecuencias. ¿Cuál es el objetivo del ejercicio? ¿Qué se espera ver en el trabajo realizado por el alumno? ¿Cuáles serían los conceptos mínimos que tendrían que aparecer para que el trabajo esté a nivel? ¿Qué señalar y qué no señalar? ¿Cómo incentivar a la participación? ¿Cómo motivar el análisis y la reflexión? ¿Cuáles son los pros y los contras de las correcciones grupales e individuales?
Las correcciones e indicaciones se realizan a nivel grupal (en principio por razones de la cantidad de alumnos), y para ello es necesario crear un clima que motive al alumno a participar y a estar constantemente pendiente de lo que está sucediendo. Por ejemplo, tomar una categoría y hacer preguntas relacionando varios trabajos. Cambiar roles y que sea un alumno el que haga las preguntas en relación a su trabajo y el de sus compañeros.
Hemos comprobado que relacionar el tema a analizar con la propia experiencia cotidiana del alumno es una buena fuente de motivación. Esto implica que el docente debe ser consciente de que está trabajando con un grupo humano de alrededor de 20 años de edad, que viene de distintos extractos sociales, con gustos y actividades propias de la edad. El docente tiene una intervención bastante intensa durante las primeras clases, que irá disminuyendo en lo posible a lo largo del cuatrimestre. Esto permite que el alumno pueda expresarse y a su vez el docente obtendrá herramientas para poder evaluarlo. La intervención del docente tendrá que ser solo para destrabar situaciones, completar conceptos o para encarrilar el debate cuando se diversifica de manera notable.
Una vez finalizado el cuatrimestre es necesario revisar los resultados obtenidos, chequear si los objetivos se cumplieron, verificar que lo planificado y luego llevado a la práctica tuvo buenos resultados o que hubo aspectos que deberían ser revisados, intentando buscar otras alternativas en base a las experiencias de cada docente.
El proceso es absolutamente dinámico, requiere un gran compromiso del plantel docente y una necesidad de estar abierto a nuevas alternativas y desafíos.