Políticas, tecnología y el diseño de paisajes

José Alfredo Ramírez

jueves, 26 de octubre de 2023  |   

El costo de la inteligencia artificial


Ya sea que vivamos en una ciudad, una megalópolis, un pequeño pueblo, una zona de pastoreo, una región agrícola o en tierra indígena, los paisajes del mundo han sido inevitablemente moldeados por la implementación de un sistema deliberado de principios comúnmente conocidos como políticas. Las políticas han configurado paisajes, definiendo la forma en que organizamos nuestras vidas y nuestras relaciones con la naturaleza a través de la implementación de procedimientos y protocolos, que en última instancia organizan cómo producimos los productos que consumimos, la tecnología que usamos y como la regulamos, el material que necesitamos para esos productos y la mano de obra que necesitamos para producirlos y gestionar las relaciones con otros humanos y no humanos por igual. Esto es aún más evidente en el caso de las profesiones de diseño orientadas al paisaje. Las políticas definen el tipo de proyectos que desarrollamos, la forma en que nos involucramos, los materiales que especificamos, las regulaciones que seguimos para construir los entornos, los beneficios que se llevan los desarrolladores, las técnicas y tecnologías disponibles, las actividades y usos permitidos o si se debe priorizar el interés público o privado.


Impacto de las políticas en los patrones de tierras agrícolas en Aragón España 2000-2016

Este ensayo corto realza el impacto que ciertas políticas tienen en las dinámicas de urbanización y en particular en el uso y aplicación de nuevas tecnologías como la inteligencia artificial en la producción de paisajes. En este sentido el ensayo pide a los diseñadores que reconozcan, comprendan y consideren cómo estas políticas están dando forma activamente al mundo en el que vivimos hoy, y que busquen formas de intervenir e involucrarse activamente para modelar políticas alternativas y progresistas. 


Treherbert, Gales, moldeado por políticas

Las políticas son resultado del sistema económico que domina el mundo: el capitalismo.[1] La mayoría de las políticas han sido diseñadas para apoyar y hacer avanzar el sistema tal como es hoy. Sin embargo, en las últimas décadas, especialmente desde la primera reunión del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) en 1988, el mundo está dándose cuenta lenta y vacilantemente del hecho de que este sistema económico ha estado alimentando la crisis ecológica durante siglos. Basado en un crecimiento económico sin límites en un planeta finito, el capitalismo promueve una “economía de alto consumo basada en la obsolescencia planificada”,[2] dependiente de la explotación y el abaratamiento de las vidas y la naturaleza en las partes más pobres del mundo.


Del mar de Aral al desierto de Aral

Si las políticas capitalistas son responsables en gran medida de la producción de los paisajes que habitamos y de la crisis ecológica que vivimos, este ensayo propone la revisión de políticas progresistas como es el caso del llamado Green New Deal (GND). El objetivo del GND es reconfigurar los paisajes a través de la descarbonización y transformación de la economía global y al mismo tiempo detener la explotación de las personas y la naturaleza, principalmente en el sur global, para imaginar un sistema diferente. El GND ha nacido, renacido, ha sido reelaborado y reapropiado de diversas maneras por personas, instituciones y organizaciones en el Reino Unido, Estados Unidos, Europa y, en menor medida, el sur global y, por lo tanto, tiene múltiples caras que podrían beneficiarse o verse afectadas o impactadas negativamente por él.[3] Detallar los diferentes tipos de GND está fuera del alcance de este ensayo;[4] en cambio, lo que se propone es retratar diferentes aspectos en los que los diseñadores se puedan involucran en la configuración y diseño de un GND radical y justo, así como la relevancia y el uso de técnicas paisajistas y las posibles ventajas o no del uso de nuevas tecnologías dentro de un marco de políticas progresivas como el GND y así poder abordar y dimensionar la emergencia de la crisis ecológica y las transformaciones necesarias. 

Diseñando Paisajes Progresivos
Paisajes progresivos se refiere a las posibles consecuencias socioespaciales que podría traer la implementación de políticas alineadas por ejemplo al GND. También se refiere a una práctica de diseño donde la transición hacia esas políticas es pensada e interrogada a través de la perspectiva de los paisajes producidos como consecuencia.[5] Un paisaje progresivo podría ser una aglomeración urbana donde los edificios se reforman, modernizan o se deconstruyen localmente en lugar de ser demolidos o construidos de nuevo con materiales procedentes de lugares lejanos con altas emisiones de carbono. Podría significar soberanía alimentaria en todas las naciones donde la agricultura comprende prácticas estacionales y comunes con policultivos y técnicas de agroecología y de recuperación silvestre en lugar de agroindustrias, cadenas alimentarias globales y monocultivos, tan prevalentes en la actualidad. Podría explorar las implicaciones de priorizar el transporte y la infraestructura pública en lugar de la propiedad individual de automóviles. O podría abordar la implementación de nuevos espacios y programas dedicados al trabajo y cuidado de otros humanos y no humanos (niños, adultos mayores, hábitats etc.) donde las personas y paisajes sean valoradas por lo que son y por lo que es importante para ellos y no por lo que poseen o por lo que pueden pagar.

Es necesario diseñar, analizar y proyectar políticas progresivas y su impacto como son las del GND y parte de ese trabajo puede y debe estar a cargo de diseñadores. La arquitecta paisajista Jane Hutton nos da claves de cómo podría desarrollarse esta práctica en su libro Reciprocal Landscapes[6]. En él muestra cómo un enfoque en los flujos de extracción de madera dura del Amazonas necesarios para construir proyectos de diseño paisajístico "verdes" como el Highline en Nueva York son necesarios para revelar lo problemático de las prácticas de diseño que solo se enfocan en el producto final pero que dependen de depredación y explotación de personas y paisajes en otras latitudes. ¿Qué otras historias materiales pueden revelarse y visualizarse para dar cuenta de estas relaciones interdependientes de extracción de recursos y explotación laboral?

Igual de fundamental es el reconocimiento de una necesaria reducción del uso de recursos y energía en los países ricos para que los más pobres puedan aumentar su nivel de vida y acceder a desarrollar la infraestructura y proyectos necesarios que lo aseguren.  En este sentido el acceso y uso de la tecnología disponible como una herramienta para enfrentar los retos como la crisis ecológica es crucial, pero igualmente importante es analizar y reflexionar el uso e impacto de esta antes de ofrecerse como solución universal. 

¿Inteligencia artificial como herramienta de diseño?
Hoy en día el acceso y la disponibilidad de nuevas tecnologías para su uso en el diseño y desarrollo de proyectos es amplísimo y nos permite desarrollar y hacer más eficiente y efectivo el diseño y la potencial implementación de paisajes progresivos. Esto es, en principio, un logro muy importante y necesario; sin embargo, la tecnología no es neutral y el acceso a ella es reducido y controlado dependiendo de condiciones, sociales, económicas y geopolíticas. El caso de la llamada inteligencia artificial (IA) es paradigmático. De acuerdo con la investigadora Ana Valdivia, esta tecnología es representativa de los costos e impactos masivos que provocan el uso indiscriminado de nuevas tecnologías y su falta de regulación.[7] Al requerir grandes cantidades de agua para enfriar los centros de datos masivos, así como generar grandes cantidades de carbono por la energía eléctrica que se necesita para entrenar las redes neuronales de las que dependen, la inteligencia artificial representa un ala donde las tecno-soluciones ofrecen alternativas atractivas, pero genera y promueven crisis socio ecológicas más agudas y graves. 

El caso reciente de la presa La Boquilla, en Chihuahua, México sirve como ejemplo de su impacto en la producción de paisajes. Dentro del marco de políticas y tratados que dan forma a la frontera México-Estados Unidos, México desvía agua anualmente al suroeste de Estados Unidos, el cual se utiliza en gran medida para saciar las necesidades de empresas tecnológicas como Google y Microsoft.[8] De acuerdo con un reporte de la revista Nature, Google consume 15.8 billones de litros de agua.[9] Esto sin tomar en cuenta el gasto de energía gigantesco, las emisiones de carbono como consecuencia, la falta de regulación en el uso de los derechos de autor o aún más grave, el impacto psicológico que el entrenamiento de estas tecnologías generan en aquellas personas explotadas para revisar miles de datos e imágenes de todo tipo (sexuales, violentas, etc.) y seleccionar y filtrar aquellas útiles y seguras que correspondan con los objetivos de las redes neurales. Este proceso de transformación y diseño de paisajes en la frontera de México y Estados Unidos, provocados por el crecimiento exponencial de la IA, sucede antes de utilizar o hacer uso de la tecnología para resolver parte de los problemas a los que ella misma contribuye: sequías, desposesión de tierras, falta de agua para la población local como es el caso de las poblaciones alrededor de La Boquilla en Chihuahua.  

Es por eso que el desarrollo y uso de nuevas tecnologías como IA requiere de una mirada del diseñador más amplia que permita visualizar y revelar su impacto, como lo hace Jane Hutton en el caso de la High Line. ¿Qué otras tecnologías se podrían desarrollar, incluida la IA, que respetaran los recursos naturales, el trabajo de las personas, los paisajes de comunidades locales y su soberanía? ¿Qué mecanismos se debería implementar para asegurar que estas decisiones fueran democráticas? ¿Qué prácticas y proyectos se pueden generar para promover su uso responsable? Estas cuestiones parecerían fuera del campo profesional del diseño, pero todas ellas tienen un impacto en los paisajes que habitamos, por lo que el diseñador puede y debe estar activamente involucrado en dar respuestas.

Nuevas tecnologías para la evaluación de vulnerabilidades y visualización de futuros climáticos
Como parte de un proyecto de investigación apoyado por el British Council, el laboratorio de investigación Groundlab de la Architectural Association (AA), junto con CASA (Centre for Advance Spatial Analysis), y liderado por el British Geological Survey (BGS), desarrollaron una herramienta digital abierta (2021) capaz de visualizar un índice de vulnerabilidad socio hidrológica para la Ciudad de México.[10] Aunque esta herramienta no utiliza IA, el uso y automatización de datos a partir de algoritmos diseñados expresamente muestran una forma de aproximación alternativa al uso de estas tecnologías. La metodología basada en el diseño de un índice de vulnerabilidad es una forma de reflejar el estado de urgencia de la accesibilidad al agua en el presente y en el futuro en la Ciudad de México. La recopilación de datos, su uso y manipulación se hicieron con el consentimiento de comunidades y autoridades locales a través de bancos de datos abiertos, transparentes y públicos. Los fondos y apoyos corresponden a autoridades e instituciones públicas que mantienen niveles de escrutinio y valoración del uso adecuado y relevante de los resultados. La herramienta digital está diseñada para que los responsables de políticas y decisiones comprendan y cuantifiquen el impacto desigual del cambio climático en el tema del agua en la metrópoli, y cómo evaluar y priorizar los proyectos de infraestructura verde existentes y futuros, reduciendo su dependencia de los recursos hídricos de valles distantes. Para ello, recopila dos conjuntos de datos: estrés hídrico (compuesto por la contaminación del agua, la extracción de agua, la escasez y el suministro de agua) y la capacidad de adaptación (las condiciones naturales económicas, físicas y sociales). La herramienta tiene la capacidad de ponderar la importancia de estos parámetros de acuerdo con las partes interesadas y adaptarse a diferentes conjuntos de datos, pero lo más importante es que puede crear escenarios para evaluar el impacto de las políticas de infraestructura verde en colaboración con instituciones locales. Este índice muestra la necesidad de crear tecnologías que nos ayuden a imaginar el futuro y cómo la visualización de iniciativas existentes puede ayudarnos a estructurar políticas locales, regionales o nacionales que podrían impactar positivamente la vulnerabilidad de la Ciudad de México.


Visualización del índice de vulnerabilidad socio hidrológica para la Ciudad de México


Visualización del índice de vulnerabilidad socio hidrológica para la Ciudad de México

Diseñando tecnologías progresistas
La popularización de la IA refleja un tipo de tecnología resultado de las políticas dominantes que benefician a corporaciones como Google y Microsoft y que depende de la extracción de recursos naturales de paisajes remotos o la explotación y precarización de trabajadores. La herramienta socio hidrológica que Groundlab diseñó para la Ciudad de México intenta promover el uso de tecnologías con objetivos y enfoques públicos e inclusivos para la producción de paisajes progresistas. En lugar de imponer tecnologías y políticas desde dentro del sistema económico prevaleciente, podemos buscar prácticas alternativas y el uso de tecnologías que minimicen los combustibles fósiles, no exploten la mano de obra y eviten la extracción de recursos y el despojo de tierras. En este sentido existe espacio para el involucramiento de diseñadores en la proyección de paisajes progresivos y en la modelación de tecnologías que ayuden a imaginar futuros en conjunto con comunidades, autoridades e instituciones locales y globales. 


[1] Klein, Naomi (2015). This Changes Everything. Londres: Penguin.
[2] Ajl, Max (2021). A People’s Green New Deal. Londres: Pluto Press.
[3] Ajl, Max (2021). A People’s Green New Deal. Londres: Pluto Press, pp. 9-12.
[4] Ajl, Max (2021). A People’s Green New Deal. Londres: Pluto Press.
[5] Oloriz, Clara (2019). Landscape as Territory. Barcelona, pp. 5-16.
[6] Hutton, Jane (2020). Reciprocal Landscapes, Stories of Material Movements. Routledge.
[7] Valdivia, Ana (5 de diciembre, 2022). “Silicon Valley and Environmental Cost of AI”. Political Economy research Centre.
[8] Ibíd.
[9] Mytton, David (15 de febrero 2021). “Data Centre Water Comsumption”. Nature Journal.
[10] Para mayor explicación y detalle del proyecto de investigación apoyado por el British Council se puede visitar este link, que incluye la metodología que se siguió para su desarrollo

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