Desafíos para el futuro
Alicia Novick
Si nos interrogamos acerca de qué observatorio queremos para el futuro, la respuesta no es única. Tal vez la única certeza sea que: territorio, información sistematizada, proyecto, persisten como algunas de las palabras que siguen siendo claves.
El Observatorio CPAU que inició sus actividades hace poco menos que una década, fue creciendo, fue sumando las experiencias propias y las de otras instituciones que hoy conforman la "Red Alianza Metropolitana" y es origen de una multiplicidad de iniciativas que se van renovando. Nació en un momento de incertidumbre, se gestó para conocer/entender/operar/proyectar procesos urbanos y urbanísticos que transforman los territorios metropolitanos… Desde esa perspectiva ¿cómo continuar? Los desafíos a enfrentar no son pocos.
En primer lugar, el observatorio tiene una decidida especificidad: la de construir conocimiento sobre el territorio metropolitano. En efecto, desde sus inicios se preocupó por construir conocimiento acerca de los planes y proyectos de carácter territorial que se formulaban y que se formulan para sus amplios territorios. En esa clave se organizaron los libros, las conferencias, las convocatorias pues se trataba de lograr un espacio donde sumar datos e informaciones, que den cuenta quienes, qué y cómo piensan o cómo operan los múltiples actores que se despliegan sobre el territorio metropolitano. Por detrás de esas acciones se trataba también de reunir a quienes investigan con quienes toman las decisiones, a los estudiantes y los profesionales con experiencia, a quienes viven y a quienes trabajan en las distintas esferas… Se sumaron datos de los municipios, se propusieron escalas de aproximación, se actualizaron las agendas.
Es necesario fortalecer esos ejes temáticos o se trata de ampliar el universo de cuestiones a tratar? La tentación es grande, pues, es cierto, hay muchas otras agendas o cuestiones posibles. Ciertamente, hay un “urbanismo de lo visible” de las láminas, las propuestas y las acciones, pero también hay un mundo de “mapas mentales”, “representaciones” de la población, de registros no materiales que son tan o más interesantes que los técnicos. Hay, también, un urbanismo que resulta de la actuación política que jerarquiza algunos lugares por sobre otros… No obstante, y más allá de la necesidad de especialización de los observatorios, tal vez el verdadero desafío reside en fortalecer la idea inicial pues la mayor parte de los problemas metropolitanos exigen referencias para conocer el territorio, para promover políticas e instrumentos de planificación y gestión más equitativos…
En esa orientación, en segundo lugar, el Observatorio CPAU muestra la multiplicidad de insumos que se requieren para formular proyectos. Porque con esa información es necesario proyectar el futuro, hacer lo que no estaba antes. Al menos eso creemos pues no se trata de “reproducir” lo existente sino de leer e interpretar para producir cosas nuevas. En ese sentido, la gestión de la información es compleja, requiere de criterios de sistematización, de un orden –no es casual que el urbanismo es denominado también ordenamiento territorial… Hace poco, contraponíamos dos famosos libros famosos. Por un lado, El sueño de un orden, coordinado por Fernando de Terán, donde una serie de urbanistas reflexionaba sobre las configuraciones regulares que signaron las fundaciones coloniales de los españoles en América. Por otro lado, Las reglas del desorden donde Emilio Duhau y Giglia se interrogaban sobre todo lo que estaba por detrás de la heterogeneidad de la ciudad de México, tratando de poner de manifiesto que por detrás del caos, se dirimía una multiplicidad de lógicas que no conocemos. Desde esa perspectiva, el Observatorio Metropolitano del CPAU debería operar como una “biblioteca” de referencia para quienes proyectan, debería fortalecer su rol actual de identificar, reunir y sistematizar la información…
Podríamos seguir desarrollando cuestiones de este tipo, pues si nos interrogamos acerca de qué observatorio queremos para el futuro, la respuesta no es única. Tal vez la única certeza sea que: territorio, información sistematizada, proyecto, persisten como algunas de las palabras que siguen siendo claves. Por suerte somos muchos los que estamos por detrás de esta iniciativa, la pregunta queda abierta y el camino a recorrer resulta más que estimulante.