Hábitat Urbano
Un detallado resumen de los dos seminarios convocados por el Instituto de Hábitat Urbano | IHU y la Maestría de Hábitat y Pobreza Urbana en América Latina | MHyPUAL.
Densificación Habitacional: problemas determinantes
Seminario dictado por Gustavo Riofrío
A propósito de las propuestas de apoyar la construcción de segundos niveles formales encima de viviendas cuya primera planta ha sido edificada de manera informal, el seminario trabajó tres ideas encadenadas:
- Desde la mitad del siglo pasado, las ciudades andinas se han desarrollado en base a mecanismos que no se repiten más. Es necesario preguntarse sobre los mecanismos para la reproducción de la ciudad latinoamericana. Lo que suceda con las políticas de vivienda, en especial, las referidas al alojamiento de las mayorías pobres, debe pensarse en base a las dinámicas y necesidades de la ciudad de nuestros días. Las políticas de vivienda deben pensarse con hipótesis urbanas. El caso de Lima explica esta situación.
- El “Programa de densificación habitacional” desarrollado desde los años noventa por el Programa Urbano Desco consistió en el mejoramiento y a la vez la ampliación a una segunda planta de viviendas de autoconstrucción en barrios populares del sur de Lima. Mediante un fondo de apalancamiento, la ONG viabilizó créditos convencionales de la banca privada, siendo la asistencia técnica el único componente subsidiado por parte de Desco. Ello logró mejorar y ampliar viviendas populares sin necesidad de obligar a las familias a buscar nuevo suelo para sus nuevos componentes y a precios muy por debajo de la oferta convencional, si ella existiera.
- Validada y replicada, ya era posible que esta modalidad pueda convertirse en política pública. Edificar una segunda planta formal en una vivienda que se inició sin planos convencionales requiere diseñar a) procedimientos específicos para la planificación con los propietarios, b) para el seguimiento y control de obra y c) para el otorgamiento de créditos no hipotecarios. Ninguno de ellos demanda la modificación de leyes, pero sí de reglamentos locales. Sin embargo, se constata que la oposición a adoptar estas normas y variar el enfoque de los subsidios públicos, proviene de las empresas que en este momento usufructúan de estos subsidios en su actividad constructora. Es decir, falta una decisión política en favor de la vivienda popular.
Intervenciones Urbanas en Ciudades Latinoamericanas
Seminario dictado por Eduardo Rojas
Construir ciudades y no solo casas
En América Latina, no todos tienen acceso a una vivienda adecuada, especialmente los hogares de bajos ingresos. Tradicionalmente, los promotores inmobiliarios privados suministran viviendas a los segmentos medios y medios-altos, a través del financiamiento patrocinado por el Gobierno, bancos o instituciones de ahorro y préstamo. Este sistema satisface la necesidad de vivienda de todos los hogares urbanos, cuyo número creció rápidamente en la segunda mitad del siglo XX. Pero las familias que no pueden encontrar una vivienda en el mercado formal recurren a soluciones informales, ya sea por compra de tierra o lotes subdivididos ilegalmente o la construcción de sus casas de forma incremental. Hoy en día, el sector informal produce, en promedio, una de cada cuatro casas dos de cada cuatro en algunos casos, que es una contribución importante a la oferta de vivienda (Bouillon et al. 2012).
Con los años, los gobiernos en América Latina han experimentado, con una variedad de enfoques, el problema de la vivienda, que va desde la provisión directa de nuevas casas para la aceptación de los asentamientos informales a la construcción de viviendas como formas legítimas de obtener una casa. En las últimos tres décadas, algunos gobiernos han otorgado subvenciones directas a las familias de bajos ingresos que deseen ahorrar para comprar una casa a través de la financiación de hipoteca privado. Si bien estas políticas de vivienda han sido eficaces en la reducción del déficit de vivienda en la región, no han sido suficientes en el impacto del sector de la vivienda en los patrones de desarrollo urbano.
La producción y consumo de vivienda formal e informal se han producido en un marco débil de gestión del desarrollo urbano en su mayoría sin coordinación de las institucionales para la planificación y ejecución de la infraestructura de red, servicios de transporte, y la provisión de básica servicios urbanos y comodidades.
En la mayoría de los países latinoamericanos, la formulación y aplicación de las políticas de vivienda se desarrollan con total independencia de las políticas de desarrollo urbano. El resultado más evidente es que las actividades de los promotores privados, entidades gubernamentales de vivienda, y los ocupantes informales han contribuido a la aceleración de la expansión urbana, sin ningún tipo de intervenciones concomitantes para prevenir o mitigar sus efectos negativos. Entre los impactos más significativos se encuentra el creciente consumo de recursos naturales, grandes presupuestos para la ampliación de la infraestructura y los servicios urbanos, malas condiciones de vida en la nueva subdivisiones suburbanas debido a la falta de servicios urbanos y de empleo, y el acceso limitado a los centros urbanos debido a la falta de buenas carreteras y por el inadecuado transporte público.
Al contrario de lo que los defensores de la política de vivienda buscan a través la ejecución de programas de vivienda pública, el efecto total de estas condiciones es una peor calidad de vida de una proporción significativa de los hogares urbanos. El análisis de los datos muestra que la política de vivienda han sido diseñados con poco o ninguna consideración de sus impactos urbanos y se han aplicado con poca consideración por otras políticas y planes que afectan el desarrollo urbano no mitigando los sesgos de producción que operan en el sector de la vivienda formal que exacerban la expansión urbana, y crean subdivisiones de vivienda mal atendidas que no proporcionan a los hogares los servicios que requieren.
La vivienda nueva es generalmente el producto de los proyectos no coordinados por una multitud de desarrolladores e instituciones nacionales de vivienda pública. A los desarrolladores privados y las instituciones públicas de viviendas les resulta más rentable construir nuevas casas con el presupuesto asignado en la periferia de las ciudades, donde la tierra es más barata, sumándose también a estos problemas los proveedores informales de suelo y constructores. Es imperioso vincular estrechamente la construcción de viviendas con intervenciones de desarrollo urbano para que las nuevas casas se encuentren en vecindarios habitables, contribuyendo a la construcción de mejores ciudades y no simplemente a cumplir el objetivo de añadir más casas para la población.