Una ciudad | Rosario
María Paola Zini
Rosario es una de «mis ciudades». Esa en la que viví durante diecisiete años, donde estudié Arquitectura y organizamos, siendo estudiantes, el congreso de Arquitectura La Construcción del Pensamiento. Donde empecé mi desarrollo profesional, gané concursos, armé mi primer estudio y tengo mis amigos de siempre. La ciudad que descubrí y vi transformarse a lo largo de los años. Por la que caminé disfrutando de sus lapachos y jacarandás mientras me detenía a observar sus obras de Arquitectura, algunas analizadas meticulosamente en las cursadas de historia en la cátedra de Yaqüinto, como el Edificio Luz del arquitecto De Lorenzi, el primer edificio en propiedad horizontal de Rosario. La que priorizó y dio espacio a los niños a través de los Trípticos de la Infancia, con su Jardín de Niños, la Granja de la Infancia y la Isla de los Inventos. Y sus ejes principales: de oeste a este, por Calle Córdoba, que se convierte en el Paseo del Siglo para hacerse peatonal y llegar al Monumento a la Bandera con la estación fluvial enfrente. Y de sur a norte el bulevar Oroño, ahora corredor recreativo, con el Parque Independencia, el Museo Castagnino y su continuación con bares, ferias y su llegada al Museo MACRo, que con su origen de silo de cereales se abre al encuentro del río. Lugares a donde siempre se vuelve, como ese día de 2019 que, como parte del evento En Obra, hicimos el recorrido Nuestras Arquitectas, guiadas por Inés Moisset y Carolina Quiroga, y visitamos ese sector de la ciudad que se acerca al río y las calles alrededor del edificio de la antigua Aduana, para redescubrir obras de arquitectas rosarinas. Superficie 179 km²
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