Urbanismo centrado en las personas: el camino hacia una ciudad inclusiva
Urbanismo Vivo
El rol que ocupan las intervenciones urbanas como una nueva manifestación del urbanismo ciudadano. El caso de Enlace Defensa, San Telmo.
Contexto
Las ciudades son el escenario del complejo entramado cultural, político y económico de una sociedad. Sin embargo, la posibilidad de acceder y disfrutar de la vida en la ciudad no es igual para todas las personas. Esto se debe, entre algunas causas, a que el urbanismo no es neutro, y en su planificación y diseño, muchas veces no contempla la diversidad de necesidades, las desigualdades estructurales y los diferentes modos de habitar.
Durante los últimos años, fueron tomando cada vez más forma los ecos de esta problemática en corrientes de pensamiento –y, sobre todo, de acción– que reclaman ciudades más justas, inclusivas y resilientes. En ese marco, la noción de ciudad inclusiva emerge para reconocer a las personas como sus protagonistas poniéndolas en el centro del debate. Hablamos de ciudades humanizadas, diseñadas contemplando la diversidad de necesidades y deseos, y no solamente a partir de la mirada técnica de quienes trabajan en la planificación urbana.
Precisamente, el concepto de urbanismo ciudadano remarca la importancia de coconstruir ciudades «de abajo hacia arriba», con, por y para las personas. Propone un nuevo paradigma de hacer ciudad que recurre a diversas metodologías que involucran al usuario en los procesos de creación y planificación, desde la definición colectiva de las necesidades hasta la participación activa en la ideación y testeo de las soluciones. Se apunta a construir una inteligencia colectiva, es decir, un conocimiento generado por la integración del saber técnico con el saber cotidiano de la ciudadanía. Poner esta consigna en práctica implica fomentar espacios públicos como lugar de encuentro donde las personas puedan expresarse, compartir y experimentar, usando el territorio como laboratorio; es decir, un espacio de prueba, exploración y, a la vez, de juego.
Intervenciones urbanas y pandemia: herramientas de urbanismo táctico
La pandemia de COVID-19 puso de relieve la llamada «crisis de los espacios públicos» como consecuencia de las medidas de cuidado, aislamiento y distanciamiento físico. Estos lugares, al presentarse como un riesgo al contagio, perdieron de un día a otro su movimiento cotidiano, quedando desiertos. Sin embargo, esto también representó para la agenda pública y de la planificación la necesidad de volver la lupa sobre cómo proyectar –o transformar los ya existentes– espacios públicos seguros, inclusivos y accesibles.
Tal fue así que, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en el transcurso de 2020 vimos una serie de intervenciones urbanas replicadas en el territorio como una forma rápida y económica de responder a los nuevos requerimientos y necesidades. Las mismas resultaron en la ocupación de carriles para dar más espacio a movilidades de proximidad y sustentables como las bicicletas, y la generación de nuevo espacio público y urbano como ensanche de veredas, peatonalizaciones temporarias durante el fin de semana, ampliación de las terrazas de los comercios gastronómicos, entre otras.
Esta serie de intervenciones urbanas son una de las principales herramientas a las que recurre el urbanismo táctico. Se trata de transformaciones urbanas temporales, de bajo costo y rápida ejecución, con el objetivo de mejorar espacios públicos de proximidad. Las intervenciones urbanas son parte de este repertorio de acciones estratégicas, usualmente puntuales en tiempo y espacio, que pueden emplear dinámicas participativas y colaborativas en las distintas etapas de su desarrollo. Están orientadas en generar un impacto positivo inmediato en las variables urbanas del espacio urbano. Estas variables cualitativas y cuantitativas son medidas antes, durante y después de la intervención. Los resultados de las mediciones del prototipo permitirán evaluar, aprender y corregir el diseño en miras de una intervención permanente.
Enlace Defensa
Enlace Defensa es un caso de intervención urbana para revitalizar el Bajo Autopista 25 de Mayo (AU1). Fue un proyecto participativo realizado entre marzo y diciembre de 2020 con el objetivo de mejorar las condiciones de seguridad, recreación y conexión a un lado y al otro del barrio, separados por la gran barrera urbana que representa la autopista.
En 2019, BID Cities Lab y el GCBA llaman a un concurso universitario para el desarrollo de un proyecto urbanístico con carácter de masterplan para los predios bajo la traza de la AU1. A principios de 2020, se decide realizar un proyecto «piloto» del masterplan buscando experimentar las ideas de la propuesta ganadora de manera localizada y escalada en una calle específica.
Desde Urbanismo Vivo, nos convocó por BID Cities Lab para trabajar junto a Casco Histórico y otras oficinas de gobierno en la implementación del piloto en la calle Defensa. Durante siete meses se llevó a cabo un proceso participativo –primero digital y luego presencial– con vecinos/as, comerciantes y organizaciones del barrio en el cual asistieron más de doscientas personas.
El piloto tuvo como resultado la generación de nuevo espacio público a través del ensanche de vereda con pintura de piso, equipamiento y vegetación, que priorice el distanciamiento físico, los cuidados y la movilidad peatonal. Para ello, se recurrió a realizar un mural de piso, un mural de techo, la incorporación de equipamiento urbano, vegetación, iluminación y mejoras generales de la cuadra. Como resultado, quienes habitan y usan diariamente este espacio consensuaron sobre la mejora general que introdujo la intervención en la cuadra y en el entorno inmediato, dándole una presencia más alegre, mayor movimiento peatonal y disminución del tránsito indeseado (camiones y colectivos). Nos parece importante destacar que el proceso participativo que acompañó el transcurso del planteo e implementación del piloto, permitió no solo conocer en profundidad las oportunidades y problemas de este espacio sino plantear una intervención precisa que respondiera a las necesidades y deseos de los propios habitantes y que refleje en sus formas y colores la cultura, identidad y patrimonio social del barrio. De esta manera, se abre la puerta a testear nuevos usos para esta calle, en vías de poder evaluar su funcionamiento y encontrar en un futuro próximo soluciones definitivas. Desafíos de las intervenciones urbanas Para eso, será necesario adoptar una estrategia de comunicación abierta y amplia que logre el diálogo con mayor diversidad de actores e intereses. Una de las claves del éxito de una intervención es lograr sentar en la mesa a todos los actores involucrados. La diversidad no solo implica garantizar la representatividad sino también adaptar la participación a épocas de pandemia y al uso de herramientas digitales que sean accesibles e inclusivas. El segundo aspecto que se desea subrayar es el factor de la durabilidad de una intervención que, si bien es de carácter temporario, busca construir un camino para cambios a largo plazo a necesidades permanentes. Las intervenciones buscan ser parte de un proceso para llegar a la mejora definitiva, pero que muchas veces se interpretan como intervención final, lo cual las desacredita por la rápida degradación que pueden tener frente a obras de larga duración. Como reflexión final, nos gustaría echar luz sobre el momento actual como una invitación a sostener estas nuevas formas de hacer ciudad que propone el urbanismo ciudadano y que amplían los roles tradicionales de los profesionales de la arquitectura y el urbanismo desde la mediación, la articulación y la facilitación de herramientas para que la comunidad involucrada pueda encontrar el soporte y la manera de expresarse e intervenir desde la participación, hasta la colaboración y cooperación. En este camino, en el cual todavía queda mucho por andar, debemos comenzar por garantizar la pluralidad de voces y sensibilizar a la ciudadanía en un rol activo para construir ciudades que representen los deseos de quienes las habitan. |