Inclusión y autonomía

Andrea Calderini, Cecilia Cassiello, Maite Fernández

martes, 22 de junio de 2021  |   

Un espacio para el crecimiento de toda la comunidad barrial: el Centro Comunitario Banquito Solidario está pensado para albergar múltiples actividades.


El proyecto del Centro Comunitario Banquito Solidario para el barrio Cabín 9, en la ciudad de Pérez, provincia de Santa Fe, puede ser presentado como un ejemplo más de la arquitectura que busca dar respuesta a los sectores más vulnerables y desprotegidos de la sociedad. Pero nos gusta más contar la historia de un grupo de mujeres voluntarias que se vinculó con otro grupo de mujeres que viven con sus familias en un barrio que creció aislado tanto del casco céntrico local como del de Rosario, y donde más de un tercio de la población tiene las necesidades básicas insatisfechas. Contar, también, cómo ese vínculo devino en escucha, intercambio de ideas, experiencias y capacitaciones diversas. Y luego derivó en la posibilidad de construir un edificio que, lejos de ser una meta cumplida, es un punto de partida: está pensado como una plataforma para promover múltiples iniciativas sobre la base de la participación y la inclusión, para desarrollar el trabajo cooperativo y fomentar aprendizajes colaborativos que permitan el crecimiento autónomo de toda la comunidad barrial.  


Interior del Centro Comunitario Banquito Solidario (en construcción).

Cabín 9 está a 4,5 km al nordeste del casco céntrico de Pérez y limita con Rosario en su extremo oeste. Dicha ubicación implica que el barrio presenta dificultades de articulación con la localidad de la que forma parte, a la vez que está alejado de las principales vías de comunicación de ambas ciudades.

Distintos trabajos estadísticos advierten acerca de la vulnerabilidad en términos de calidad de vida de la población, como así también en relación al bajo nivel de inserción en la actividad económica. En la mayoría de los casos no existe formalidad en las actividades de las que depende la sustentabilidad de las familias del barrio.

En ese contexto, ante una convocatoria de la Fundación Camino, quedó conformado en 2013 un grupo compuesto por 9 mujeres, con distintas profesiones, unidas por el deseo de hacer un trabajo social, el de contribuir al bienestar de otras personas. Se formalizó un proyecto para otorgar microcréditos a mujeres del barrio, con el objetivo de solventar emprendimientos ya en marcha o a iniciarse. A la par del otorgamiento de los créditos, resultaba prioritario brindarles herramientas para superar obstáculos en la sustentabilidad de los emprendimientos, posibilitando el logro de su empoderamiento económico a través de una salida laboral. La presencia de abogadas derivó en la apertura de un consultorio jurídico para colaborar en la realización de trámites ante la justicia, tales como la gestión de DNI, partidas de nacimiento y la escrituración de viviendas, entre otros. Las arquitectas, en tanto, observamos la necesidad en materia de hábitat y comenzamos a otorgar microcréditos para la construcción con garantía solidaria, de modo de mejorar las viviendas. 

Pasó el tiempo y hace dos años surgió la idea de construir un espacio para instalar «el primer bar» del barrio, bajo la forma de una cooperativa de trabajo. Las mujeres que se sumaron al proyecto se capacitaron durante cinco meses en los principios del cooperativismo y luego definieron el estatuto del bar cooperativo, al que llamaron Bankibar BCN.

Paralelamente, comenzó la búsqueda de un local comercial apto, y como resultado de tales acciones y de varias gestiones emprendidas con la Municipalidad de Pérez, se logró la sanción de una ordenanza municipal (N°3196/18) que, con el voto unánime del Concejo y el apoyo directo de la Intendencia, cedió en comodato al Banquito Solidario Cabín 9, por veinte años con opción a diez más, un terreno de aproximadamente 600 m2 para la instalación del Bankibar. El inmueble está ubicado en una zona estratégica del barrio por estar emplazado a una cuadra de la plaza principal, cerca de colegios, dependencias municipales y una comisaría y, mejor aún, sobre una avenida recientemente pavimentada que vincula a Cabín 9 con el centro de Pérez. 

Como consecuencia de este importante paso adelante, el proyecto se potenció con nuevos sueños. Hoy el Bankibar es mucho más que un bar, y a las arquitectas que integramos el Banquito Solidario Cabín 9 nos brindó una oportunidad inesperada: proyectar un centro comunitario autogestionable y autosustentable, que apunta al crecimiento de las emprendedoras y de toda la comunidad barrial.  

En ese sentido, propusimos que el edificio albergue:

  • la cooperativa Bankibar, un bar seco (sin elaboración de comida in situ);
  • un espacio de encuentro para las reuniones semanales del Banquito Solidario, donde seguir fortaleciendo vínculos y emprendimientos;
  • un espacio destinado a la venta de productos elaborados por las emprendedoras y la cooperativa de costureras del Banquito;
  • «El roperito», que se conformará con prendas recibidas de donaciones particulares y cuya venta será a precio social;
  • un espacio para capacitaciones en oficios proyectado para crear vínculos con empresas del Polo Tecnológico de Pérez;
  • una huerta orgánica que promueva prácticas productivas agroecológicas y la educación alimentaria y, a la par, permita el autoabastecimiento del bar cooperativo.

En cuanto al edificio, se proyecta como un objeto aislado en el terreno. Se posiciona paralelo a la avenida Los Talas, con una impronta industrial que respeta su entorno y, a la vez, permite una clara y rápida visualización. La decisión de utilizar una estructura metálica deviene de la necesidad de aprovechar cabriadas que se encontraban abandonadas en el terreno y de la idea de gestionar donaciones de materiales con empresas metalúrgicas del Polo Tecnológico de Pérez. Las cabriadas reticuladas y semicirculares, por pertenecer a la carpa de un circo, aportan una espacialidad interior particular. 

A los fines de posibilitar el espacio necesario para el funcionamiento del centro comunitario se pensó en una planta libre que potencie la movilidad y brinde la flexibilidad necesaria para las distintas actividades a desarrollarse. Una gran galería orientada al este genera un espacio intermedio entre el exterior e interior, un espacio de semisombra que se utilizará como explanada para el bar y dará la bienvenida a los visitantes, jerarquizando el ingreso principal al edificio.

Con el objetivo de visibilizar y poner en valor el proyecto participamos en el concurso Arquitectura Argentina Solidaria, organizado por el Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo (CPAU) y la Sociedad Central de Arquitectos (SCA). Sumamos, además, a las arquitectas Sofía Rothman, María Saccone y Lucrecia Rossi, quienes colaboraron en la producción de los paneles y renders que permiten visualizar nuestra propuesta. 

La distinción que obtuvimos en la categoría «Arquitectura de menos de 1000 m2», además de la alegría que implica el reconocimiento de nuestros pares, representó un gran impulso para ponernos en acción y pensar, junto con las mujeres del barrio que participan del Banquito, alternativas para concretar el proyecto. A la par, recibimos un subsidio del Senado de la provincia de Santa Fe que, junto con donaciones de distintas empresas, nos permitirán poner manos a la obra en breve. Pensando la arquitectura como herramienta para la transformación de la realidad social de un barrio, este será un edificio cuya sola presencia provocará un impacto urbanístico en la zona, a la vez que generará una nueva vitalidad a partir de las actividades que irán surgiendo de la propia comunidad.

Notas Relacionadas

Descubrí otros artículos relacionados: