COUNVICO

Roberto Frangella, COUNVICO

martes, 22 de junio de 2021  |   

Una larga historia de trabajo en equipo.


Por Teresio Galarza (Presidente COUNVICO) y Amelia Armanasco (Secretaria COUNVICO).

La Cooperativa Unidad Nacional de Vivienda y Consumo (COUNVICO) nació en la localidad de Tres de Febrero en 1984, en la búsqueda de obtener agua para las familias que por entonces vivían en las villas Esperanza, Escalada y Puerta 8. En esa búsqueda conocimos a la Cooperativa de Obras y Servicios Públicos Martín Coronado (COMACO), que nos ayudó a obtener las canillas comunitarias para los respectivos barrios. Mientras, nos hablaron de cooperativismo: así es cómo empezamos a hacer las charlas con los vecinos para ver cuáles eran los problemas en común y las posibles soluciones.

Entre tanto ir y venir, muchas familias deseosas de avanzar en la vida, que buscaban un mejor lugar donde formar sus hogares y dar a sus familias un mejor porvenir, empezamos a ver cómo hacer para salir de estos barrios inundables, marginados por la sociedad. Entramos en contacto con la Fundación San Patricio, en donde encontramos personas extraordinarias que nos ayudaron, ofreciendo un gran equipo técnico y humano de diversas profesiones que comienza a trabajar con nosotros. Por medio de ellos se consigue un terreno de 8600 m2 en Don Torcuato; su dueño nos lo vendió a bajo costo, y con el tiempo incluso nos condona las últimas cuotas de la deuda.

El diagrama original constaba de 32 viviendas idénticas de 44 m2, y en el medio de éstas dos placitas para esparcimiento de las familias, lo que permitió tener un lugar seguro para que los niños puedan jugar libremente hasta el día de hoy. Cada vivienda cuenta con dos dormitorios, living comedor con cocina integrada y un baño. También se proyectó una galería externa y un terreno libre tanto en un lateral como en el fondo, donde se armaron patios y jardines. En 1988, las familias empiezan la autoconstrucción, acompañados por el equipo técnico.

Tardamos cinco años en poner de pie las viviendas originales, a pesar de las dos hiperinflaciones que hubo en el medio. Los mismos auto constructores pusieron dinero para la compra de materiales y herramientas, y si bien el día a día se hacía duro —aun cuando la Fundación San Patricio y la gente que se acercaba ayudaba— las ilusiones de obtener la casa propia eran mucho más fuertes. Trabajamos sábados, domingos y feriados, de 8 a 18 h; salíamos a las 6 h hacia Tigre y volvíamos a Tres de Febrero alrededor de las 19 h; las jornadas solo se suspendían por lluvia. El trabajo era arduo y agotador, pero valía la pena el esfuerzo. Trabajaron hombres, mujeres e hijos mayores de edad, y algunos familiares y amigos. Muchas mujeres trabajaron a pleno en las obras revocando, haciendo mezcla, etc.

Para poder solventar parte de lo hecho la cooperativa organizaba peñas, campeonatos de fútbol, vendía comida; así se juntaban fondos para la compra de mercadería o lo que hiciera falta. También se hicieron charlas, y había un diario donde salían las noticias, cumpleaños y eventos importantes. Esto hizo a la unión de las familias.

Nuestras tan ansiadas y esperadas casas fueron entregadas a cada titular para ser habitadas en el año 1992, contando con luz y agua corriente. 

La continuidad y el futuro
En 2007, con el objetivo de escriturar y empezar a mejorar no solo nuestro barrio sino los alrededores, retomamos contacto con quienes nos había ayudado en el pasado: la cooperativa COMACO y el arquitecto Roberto Frangella, entre otros, quienes una vez más nos ayudaron desinteresadamente. Nos llevó solo un año lograr la escritura.

Actualmente estamos trabajando para conseguir un terreno donde hacer un segundo plan de viviendas, ya que los problemas de hacinamiento son muchos: los hijos y nietos ya están formando sus familias y necesitan un lugar digno donde vivir, y el barrio pasó de tener 32 familias a tener cerca de 60. En la búsqueda de un terreno para hacer COUNVICO 2, y como mejor que nadie sabemos lo que es no tener tierra donde vivir, integramos el Foro de Organizaciones de Tierra, Infraestructura y Vivienda de la Provincia de Buenos Aires (FOTIVBA) junto a otras organizaciones, apoyando la Ley de Tierra y Hábitat.

Pero, además, las casas construidas en su momento comienzan a tener el deterioro normal luego de todos estos años. Viendo que hay muchas dificultades para poder acceder a un nuevo terreno, y a la vez las nuevas casitas o piezas donde viven los hijos y nietos necesitan terminaciones, decidimos sumar nuevos proyectos.

Así empezamos a trabajar con los microcréditos otorgados por la Comisión Nacional de Microcréditos (CONAMI), destinados a darles una ayuda a aquellos vecinos que necesiten hacer pequeños arreglos en sus casas, al tiempo que en el barrio se empieza gestar una cooperativa de trabajo bajo el programa Argentina Trabaja. Con el trabajo de esta cooperativa se hacen algunos arreglos en las plazas del barrio y en los pasillos, y pudimos entubar las zanjas que rodeaban al barrio, que eran un gran foco de infección, con ayuda del Municipio. Aún faltan cloacas, gas y arreglos; hay mucho por hacer.

En 2017 logramos tener gas para las 32 viviendas originales y algunas viviendas más del barrio. También se otorgan nuevos microcréditos, pero esta vez para micro emprendedores, para ayudar a varios vecinos, tanto de COUNVICO como de los alrededores, a desarrollar sus propios emprendimientos productivos.

A través del programa Mejoras de las Condiciones de Habitabilidad (MCH), que ejecutó la cooperativa junto a la Secretaría de Vivienda y la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS), se hicieron refacciones y ampliaciones en un total de quince viviendas; aquí, una vez más nos encontramos con personas realmente maravillosas que colaboraron con su tiempo y materiales, almas bondadosas que ayudan sin interés. Llegó a la cooperativa Macarena Marinic, arquitecta con la que se hicieron los quince mejoramientos del MCH; además, en 2018, SCA Une (ver nota en esta misma edición) nos ayudó con material de obra que se utilizó no solo para terminar las obras del MCH sino también para ayudar a otros vecinos a pintar sus casas.

Si bien seguimos trabajando para conseguir un terreno donde empezar de cero con las nuevas familias, también seguimos gestionando para mejorar las viviendas, las plazas internas del barrio, y para tratar de conseguir la red cloacal, puesto que con los años las napas subieron mucho y hay pozos en peligro de derrumbe.

Y así nos encontró la pandemia, intentando terminar la rendición de la última entrega de microcréditos, ya finalizado el MCH con las quince viviendas terminadas, entregando alimentos a las familias que lo necesitaran y tratando de avanzar, a pesar del contexto no solo del país sino del mundo.

Nuestra lucha es inclaudicable. Es mucha la gente que nos ayuda en este camino, y así logramos consolidarnos y crecer día a día. Damos gracias a todos aquellos que pasaron, y que seguirán pasando y apostando por este proyecto, estamos seguros que sin ese aporte no hubiera sido posible realizarlo. Por eso el trabajo que lleva adelante el arquitecto Roberto Frangella es invaluable, que trabaja con nosotros desde el inicio de nuestra cooperativa, y que acerca a los más jóvenes para que continúen apoyando y colaborando con gente de bajos recursos. Nuestra cooperativa está constituida por gente humilde, que no tiene otra forma de solucionar sus necesidades de vivienda que no sea por medio de la solidaridad mancomunada: trabajando en equipo siempre, y rodeándonos de grandes amigos que nos ha dejado el trabajo social que llevamos delante.

COUNVICO
Teléfono 011 4727 0312
cooperativacounvico@yahoo.com.ar


El punto de vista del arquitecto
Por Roberto Frangella

Siendo parte de la Asociación San Patricio, conocimos en un asado navideño del Secretariado de Enlace a los amigos de COUNVICO. Así fue como nos convertimos en su equipo técnico para la construcción de sus viviendas.

La tarea comenzó buscando tierras posibles. Se adquirió un terreno a precio generoso de un propietario solidario, y comenzó la organización de las jornadas de trabajo, del orden de la superposición de tareas, los turnos de las cocineras, la designación del responsable de herramientas, e incluyendo algunas madres solteras como titulares sin diferencias.

El proyecto que se acordó en asamblea comenzaba con un básico aproximado de 42 m2, con posibilidades de ampliarse en el futuro. Las viviendas se construyeron sobre una cota inundable del terreno, que con los años se fue rellenando. Las obras avanzaron, pero llegó un momento en que se agotaron los aportes que hacía la Asociación San Patricio como adelanto, y que eran necesarios para dar ritmo a las obras, ya que los auto constructores, con su cuota mensual, hubieran tardado más tiempo en terminar la construcción. 

Recurrimos entonces a un subsidio provincial, del Plan Eva Perón, con el que finalmente se terminaron las viviendas. Pero lo más valorable es el esfuerzo y el crecimiento de los pobladores con sus dirigentes a la cabeza, siempre luchadores sin desfallecer, siendo los protagonistas de un auténtico proceso de autogestión. En pos de su dignidad y la de las familias, una lucha por la igualdad de oportunidades para sus hijos. 

Terminado el barrio, ellos siguieron desarrollando mejoras para el conjunto, numerosos planes de préstamos blandos para ampliaciones, para emprendimientos laborales. Gestionaron la titularidad en propiedad horizontal, el tendido de gas, la iluminación de los pasajes y las placitas. Y sin duda ellos, con su laboriosidad, han construido parte de la patria, justa, libre y soberana que todos deseamos para la Argentina.

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