Madera y tradición
Jorge Barroso
En el caso particular de la madera, en nuestro país ni siquiera se puede plantear la adopción de alternativas tecnológicas con decenios de uso en los países de mayor desarrollo. Pero el avance en el mundo en los últimos decenios está cambiando la perspectiva del mismo; un material que ha sido indispensable desde el fondo de la historia está proyectando futuros todavía imprecisos pero apasionantes.
Partir de funciones y no de recetas
En la enseñanza de asignaturas de tecnología, parto de la consigna de que la materialidad debe ser imaginada como el conjunto de funciones deseadas que los materiales y las tecnologías concretan.
Las exigencias del mundo actual superan el cumplimiento del funcionamiento estructural del edificio, para incorporar más funciones que se deben resolver, tanto en relación a la habitabilidad como por el impacto ambiental de la producción del edificio, y el uso del mismo.
Abundantes estadísticas de distinto origen atribuyen a los edificios ser uno de los sectores de mayor demanda de energía y de producción del CO2 (el malo de la película) del cambio climático. Los valores serán estimaciones variables, pero siempre significativas.
La trazabilidad del proceso de producción del material desde la extracción del recurso, su procesamiento, transporte e incorporación a la obra, conocido como el ciclo de vida del material, implica impactos variados, que no forman parte en general de la prescripción de una u otra alternativa en el proceso de diseño.
Es en este punto donde la valoración de la madera debería ser significativa, por varias razones: el árbol, el recurso natural de la madera, se “produce” a través de la fijación del carbono y liberación del oxígeno del CO2; su peso específico medio y propiedades mecánicas dan como consecuencia construcciones livianas; su tecnología dominante, el bastidor, permite la configuración de un muro complejo que da respuestas adecuadas a las funciones diversas que el mismo debe cumplir.
A mis alumnos, futuros arquitectos, les entrego una planilla para que tomen conciencia de la demanda de energía de su propia vivienda: casi siempre el 60-70 % del consumo es para confort térmico. Los nuevos montos de las tarifas han puesto de moda estas facturas, cuántos KW/m2/año consumen ellos y su familia.
A título de ejemplo, la Ley Provincial Nº13059 (Buenos Aires) sobre “condiciones de acondicionamiento térmico exigibles en la construcción de los edificios” tardó años en reglamentarse para su efectiva vigencia, que ocurrió por el Decreto Nº1030 del año 2010, que pone en vigencia 8 normas IRAM sobre el tema. Ya casi ha pasado un decenio y su nivel de cumplimiento es escaso, pese a un bajo nivel de exigencia.
Local, regional, global
En la región se destaca Chile, con una historia de muchas décadas, y en avance hacia las nuevas tecnologías. Po su parte, Uruguay planteó una política de largo alcance con la implantación de bosques destinada a la producción de celulosa. En la actualidad la exportación de este producto es el principal ingreso de exportación del país: de las 800.000 hectáreas que poseen, 130.000 son pinos. Y las plantas de celulosa solo utilizan el eucalipto. Han comenzado a exportar pino en rollo y en tablas a China. Hay interés en desarrollar la última tecnología denominada CLT (Cross Laminated Timber[1]). Por experiencia personal construir viviendas en madera en Uruguay no registra ningún tipo de discriminación.
Y en el mundo están ya en otro mundo, al menos en varios países desarrollados.
El Timber Frame[2] 2000 realizado por el BRE[3]en Inglaterra, con seis niveles en sistema de bastidores, ya está en la historia; el Stadhouse en Londres, de nueve niveles, totalmente realizado en madera tecnología CLT, ya es uno más de los edificios de altura del último decenio construido en madera.
Francia, cuando hace 40 años realizábamos la mencionada jornada nacional de construcción en madera, tenía un nivel de restricciones similar a nuestro país. En los últimos años ha realizado la última estación del TGV[4] en madera, y los barrios sociales con alternativas entre 4 y 8 pisos se multiplican.
La recién terminada residencia para estudiantes en la ciudad de Vancouver, con 17 pisos y una altura de casi 70 metros, está entre los desarrollos más importantes. Pero en Noruega se está levantando un edifico de 18 pisos y casi 80 metros de altura que alojará un hotel, oficinas y departamentos.
Todos con tecnología de base CLT, pero con diversas variantes, algunas relacionadas con la tradicional madera laminada encolada. Por allí anda el mundo desarrollado. Los árboles son los mismos, pero de bosques implantados certificados con neto predominio de coníferas. Sus bosques nativos siguen intactos cumpliendo otras funciones para la protección del medio ambiente.
El mundo actual
La madera, además de ser un recurso natural renovable, reductor del CO2, es ideal en un país con grandes posibilidades de producción, y las tecnologías disponibles para su uso permiten dar respuesta a la multiplicidad de funciones que los problemas del siglo XXI exigen de nuestras construcciones.
Nuestro país tiene una base de empresas con tecnologías desarrolladas que permiten encarar esta nueva visión de la construcción del hábitat. Levantemos las barreras de los prejuicios, los arquitectos sabremos buscar las nuevas tecnologías.
Cuando di mi conferencia en Corrientes en 1977, planteaba el título “recurso, cultura y vivienda”: la cultura como un sistema de conductas dominantes que genera costumbres y valores más allá de fundamentos. El prejuicio con la madera, en un mundo aplastante de “ladrillos” y luego de “hormigones”, requiere tiempo para modificarse; más aun cuando la normativa no suma apoyos. Recién hace un par de años de aprobó la norma CIRSOC 601 de cálculo estructural de la madera, y las normas IRAM sobre madera laminada encolada: unos 55 años más tarde de EUROBRA, la mencionada primera empresa de madera laminada encolada instalada en Argentina. El Instituto Nacional de Previsión Sísmica (INPRES) ni siquiera lo considera material para condiciones sísmicas. Sin embargo, hace unos pocos años, en una Universidad de Japón, con la colaboración de la firma Simpson (una empresa de uniones metálicas para madera) se hicieron ensayos para edificios de trama de madera de seis niveles, con sismos de magnitud 7.3, sin daños visibles.
[1] Madera laminada cruzada.
[2] Estructura en madera.
[3] Building Research Establishment: institución del Gobierno de Reino Unido dedicado a la investigación, asesoría y desarrollo de experiencias para sectores de la construcción y del entorno construido del país.
[4] Train à Grande Vitesse. Tren de Gran Velocidad.