Buenos Aires: ciudad ribereña
Fabio Márquez
La Ciudad de Buenos Aires es una ciudad fluvial que desde hace décadas se empeñan en que no la vivamos sus habitantes como tal. Con riberas a dos ríos, el Riachuelo y el enorme Río de la Plata (en realidad es un estuario), además de arroyos que cruzan su accidentada geografía en comparación con la llanura pampeana, pero que entubamos desde el siglo XIX y contundentemente en el siglo XX, haciéndolos desaparecer del paisaje porteño al convertirlos en drenajes pluviocloacales subterráneos, salvo pequeños tramos en sus desembocaduras.
Arroyo Ugarteche desembocando al Río de la Plata, entre Punta Carrasco y Costa Salguero. Foto: Fabio Márquez.
Especialmente en los últimos tiempos las riberas porteñas han sido expresión de disputas y tensiones entre diferentes modelos de ciudad, con variados resultados, y que actualmente se precipitan en acciones urbanísticas drásticas especialmente sobre las márgenes del Río de la Plata, impulsadas por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA) en connivencia con algunos sectores concentrados de la economía.
Riachuelo
El Riachuelo tiene un importante proceso de reconversión de su paisaje desde hace más de una década. Más allá de la situación de sus aguas contaminadas, que es un proceso más lento de saneamiento ambiental, sus márgenes son testimonio de una transformación positiva que, aún en transición, va dando frutos en los nuevos espacios verdes públicos, urbanizaciones, vegetación, equipamientos, patrimonio cultural, y que van revinculando al río con la población inmediatamente cercana y principal afectada por su situación. Lograr que en un tiempo no tan lejano pueda volver a navegarse el Riachuelo, para transporte de personas y turístico, fortalecerá la relación paisajística de la población para optimizar la calidad y sostenimiento de la demanda de su saneamiento. El Riachuelo puede ser reapropiado como nuestro río urbano interior, disfrutable como espacio de encuentro social de ambas márgenes, en un corredor lineal singular con muchas posibilidades de ofrecer este espacio territorial de la ciudad de modo integrador e inclusivo. Aunque falta todavía bastante, se puede vislumbrar que dejará de ser el patio trasero porteño, para transformarse en un lugar central y de conexión fluida con los municipios lindantes. El saneamiento gradual del Riachuelo ofrece un mensaje optimista, con un lugar sistemáticamente ejemplificado como emblemático de nuestras incapacidades de nuestra sociedad para resolver situaciones de este tipo. Que el Riachuelo pueda remediarse ambientalmente, fortalecerá la autoestima colectiva para los cambios urbanos necesarios, tanto en el Área Metropolitana Buenos Aires, como a nivel nacional.
Arroyo Cildáñez previo a su desembocadura en el Riachuelo. Foto: Fabio Márquez.
Río de la Plata
Pasemos a nuestra ribera principal y peor tratada a lo largo de la historia, aunque en general no lo percibamos como tal, que es la del Río de la Plata. Millones de metros cúbicos de materiales fueron extendiendo superficie sobre el agua a lo largo de siglo y medio, con la muletilla de “ganar tierra al río”. Que significó destruir nuestro margen fluvial porteño con sus barrancas y humedales, más allá del gran espacio portuario que se fue desarrollando en la medida que fue creciendo la ciudad. Pero no voy a focalizar en la transformación histórica pasada, sino la que está sucediendo en esta época.
Tenemos el paisaje más emblemático y monumental disponible, pero es de difícil acceso y uso. Ponemos esmero en alejarnos de esta espacialidad que alguna vez fue culturalmente identitaria, para que la olvidemos, acostumbrándonos a que somos una ciudad que vive de espaldas al río.
En el art. 8 de la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires se define que “Los espacios que forman parte del contorno ribereño de la Ciudad son públicos y de libre acceso y circulación”, y en el art. 27 inc. 3 define “La protección e incremento de los espacios públicos de acceso libre y gratuito, en particular la recuperación de las áreas costeras, y garantiza su uso común”. Respecto a estos mandatos constitucionales, el GCABA promueve todo lo contrario. Se siguen generando rellenos para obtener terrenos a bajo costo para usos privados. Como la playa de estacionamiento subterránea frente al Aeroparque (lindante del espigón Puerto Argentino) o las nuevas instalaciones del Tiro Federal al lado del Parque de los Niños, extendiendo desembocadura del arroyo Medrano con rellenos que ampliaron la superficie para las nuevas construcciones. Todo como producto del traslado del Tiro Federal —que estaba frente al estadio de River Plate— para desarrollar un emprendimiento inmobiliario denominado Parque de la Innovación. Los dos casos fueron financiados por el GCABA y nos han dejado como ambientación sonora, en el Parque de los Niños y también alcanzando a la Reserva Ecológica Ciudad Universitaria en Costanera Norte, el ruido cotidiano de las prácticas de disparos de armas de fuego del Tiro Federal.
Desembocadura del arroyo Medrano al Río de la Plata, desde la colectora de Autopista Cantilo. Foto: Fabio Márquez.
De intervenciones no sostenibles ambientalmente y favorecimiento a privados, el caso emblemático es Costa Salguero. Espacios públicos concesionados a una empresa que fue ampliando su ocupación, desde que Facundo Suárez Lastra fue intendente hasta ahora: con el vencimiento de la concesión, el GCABA, a partir de su bloque en la Legislatura porteña, logró las leyes de rezonificación y venta de estas tierras públicas. Organizó concurso de proyecto urbanístico con la Sociedad Central de Arquitectos y Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA, en pos de validación profesional y académica a transgresiones formales sobre este lugar. Pero la movilización ciudadana dio una visibilidad a esta operación inmobiliaria que no tuvieron las otras, y abrió el debate sobre el Río de la Plata. Hubo récord histórico de participantes en audiencia pública y por primera vez se activó el mecanismo constitucional de iniciativa popular, al presentar en la Legislatura las firmas necesarias para que sea tratado el proyecto de ley de crear un parque público en Costa Salguero.
Luego surgió la ofensiva gubernamental para rezonificar el predio de ex Ciudad Deportiva del Club Boca Juniors, para desarrollar otro megaemprendimiento inmobiliario ribereño, Costa Urbana. Los argumentos del GCABA llevan siempre el discurso de que es la mejor manera de producir espacios verdes públicos en la ribera. Con la muletilla de usos mixtos para garantizar uso, encubren la intención de generar desarrollos inmobiliarios insostenibles ambientalmente, como en este caso que se encuentra al lado de la Reserva Ecológica Costanera Sur.
Mientras, se suma la modalidad inherente de locales gastronómicos para quienes puedan pagar sus servicios, como por ejemplo el Distrito Joven, un enorme espacio recreativo comercial supuestamente dirigido a sectores juveniles. La política pública estatal para ese sector etario sería entonces el consumo.
Perdemos así oportunidades de revincularnos con nuestro paisaje principal, de modo contemplativo, recreativo y de encuentro social. Recientemente el GCABA anunció un supuesto plan integral para esta ribera, pero que en realidad amontona lo que ya viene haciendo de modo fragmentado. Y un paisaje fragmentado no es heterogéneo, es un paisaje roto.
Arroyos
Mientras tanto, las reservas ecológicas no tienen planes de manejo y las desembocaduras de los arroyos porteños a cielo abierto están privatizadas o inaccesibles al público. Las márgenes de los arroyos Medrano, Ugarteche, Cildáñez o canal Roberts podrían ser espacios verdes públicos singulares, pero los niegan. Con la mención de objetivos de desarrollo sostenible o soluciones basadas en la naturaleza, simulando acciones necesarias, el GCABA es el adalid del greenwashing urbano, incluyendo la carencia de procesos participativos genuinos y vinculantes. Acompaño con fotos de desembocaduras de arroyos, porque es una de las situaciones menos vistas y que se podrían intervenir de modo ecosistémico y participativo.
Para recuperar el vínculo de la ciudad con su río, son necesarias decisiones políticas estratégicas y sostenibles ambientalmente. ¿No amerita crear una ACUMAR del Río de la Plata y abrir el debate sobre trasladar el Aeroparque a Ezeiza? Estamos a tiempo de cambiar el paradigma urbano con los ríos. Algunas personas no dejamos de intentarlo.
Canal Carlota Roberts, entre barrio Rodrigo Bueno, RECS y predio Costa Urbana. Foto: Fabio Márquez.