Un nuevo ciclo centrado en el usuario
José Rozados
El modelo que prevaleció durante al menos la última década, en el cual se vendían m2 “comoditizados” a inversores sobre plano, se agota como instrumento para autogenerar obras mediante fideicomisos al costo.
Si bien funcionó como un medio válido como movilizador de la construcción en un contexto carente de otras fuentes de financiamiento, este modelo generó una muy fuerte concentración tanto en localización como en producto. Buenos Aires por caso se "monoambientizó" y se "palermizó".
Ahora, incipientemente el crédito hipotecario está regenerando una dinámica desaparecida y un mercado inmobiliario donde en realidad no existía.
De ahora en más, a los potenciales inversores habrá que demostrarles cómo van a salir del negocio y que resultado económico-financiero podrán obtener. No abundaran ya los inversores dispuestos a quedarse anclados en metros cuadrados. Quien esté dispuesto a apalancar proyectos de desarrollos inmobiliarios buscará asegurarse una ganancia real de capital al finalizar las obras vendiendo sus unidades a usuarios finales. En este nuevo esquema, los bancos asumirán también su extinguido rol por más de 17 años de inyectar capital mediante crédito intermedio, sumándose como acreedores pero también como facilitadores de demanda con crédito al usuario final.
Y es precisamente en este escenario, en el que los actores protagónicos serán quienes vivirán dentro de las unidades a proyectar y construir, donde nuestro rol como diseñadores será un aspecto aún mucho más valorado. No se tratara solo de exprimir al máximo lo que "dé" el terreno por código sino el mejor edificio que se pueda obtener en el lote.
La demanda comenzará a distribuirse agrandando también el mapa para los desarrolladores inmobiliarios y expandiendo los horizontes de una construcción híper concentrada que incidió en una fuerte fragmentación urbana.
La palermización de Buenos Aires está tocando a su fin.
El nuevo ciclo ya comenzó, la demanda de vivienda está asegurada, lamentablemente por un grueso déficit habitacional arrastrado durante décadas y afortunadamente por la aparición de crédito hipotecario.
Es hora de reacomodar el tablero y resetear computadoras.
Fotografía: Martín del Valle - Instagram