Multiestructuras: el campo de juego actual
Alexis Schächter
Aún hoy vivimos bajo la protección del primer paradigma infraestructural del mundo moderno. Nuestras ciudades y los territorios que ocuparon aún cuentan sólo con esas primeras herramientas para posicionarse frente a los desafíos que el crecimiento y las nuevas e inevitables densidades presentan. A la vez, esta gran era de infraestructuras se caracterizó especialmente por ser uni-funcional, en donde cada hecho infraestructural pretendía dar respuesta a una función específica: de sanidad, de movilidad, de apropiación, gestión y domesticación de un lugar desconocido. El cardo y el decumano fueron infraestructuras geométricas de una potencia global, cuyas lógicas en grandes porciones del planeta siguen hasta hoy. Nuestro territorio está surcado indeleblemente por este tipo de infraestructuras. Y los rasgos, hoy naturalizados, que definen la mirada que tenemos del espacio de la ciudad y de los ambientes urbanos, dependen profundamente de esa confianza en las infraestructuras como instrumentos ordenadores y disciplinadores.
SUPRAESTRUCTURAS
La confortable prisión de la arquitectura alienada
La omnipresencia silenciosa del dictado infraestructural se cristalizó en el tiempo como una segunda naturaleza sobre la cual la arquitectura opera confortablemente. Así, la arquitectura se reconoce hábil en la construcción de objetos que discuten dentro de los parámetros disciplinares (en gran medida sus lógicas no han cambiado en centenares de años) y se descubren fácilmente actitudes proyectuales autistas en cuanto a la empatía con las complejidades contemporáneas relativas a las ciudades en que se desarrollan. Las infraestructuras manipuladas históricamente por miradas ingenieriles nos han marcado el campo de juego sobre la cual jugar, y las arquitecturas se han desenvuelto con esas reglas sin preguntarse mucho cuáles eran los bordes de ese universo.
MULTIESTRUCTURAS
Mirada futura de una disciplina transversal
La comprensión del mundo discutió sostenidamente el ordenamiento de las cosas en torno al par superestructura-infraestructura, desde la mirada filosófica marxista hasta el momento en que decantan en conceptos específicos en los campos de pensamiento como el nuestro. Nos gustaría revisar una visión futura de nuestra disciplina y, junto a ella, pensar que una nueva etapa en la relación supraestructura-infraestructura se pone en funcionamiento, desplegando tridimensionalmente las posibilidades conectivas del territorio, habilitándolo de manera activa, superando límites construidos materialmente, consolidados a través de la cultura y gestionados políticamente, habilitando ejercicios que impliquen un cambio cultural dentro de la mirada que la arquitectura tiene de sí misma.
Esta nueva instancia fantasea con percibir un nivel de hibridación superior, mixturando y re-mezclando los programas, los paisajes y las funciones infraestructurales. Un plug-in que reconvierta las infraestructuras también en paisaje, o una infraestructura en su versión 2.0: las multiestructuras.