Energía y territorio

UMWELT

jueves, 23 de diciembre de 2021  |   

Nuevas infraestructuras de producción energética renovable en Chile.


Es importante recalcar que no estamos en un análisis simplista, sino en una encrucijada de complejidades. Tenemos que combinar el llegar a final del mes con el fin del mundo.
—Nicolas Hulot

Chile, como consecuencia de su geografía y clima, cuenta con algunos de los mejores lugares para la instalación de infraestructuras de producción energética renovable a nivel mundial. Desde el desierto más seco y con mayor radiación solar en el norte, pasando por la potencia y caudal de los ríos que nacen en Los Andes y bajan a los valles centrales, hasta los glaciares y las mareas del Estrecho de Magallanes en el extremo sur del continente.[1]

Tanto por estas excepcionales condiciones naturales como por una serie de cambios en la industria (a nivel local y global), esta transformación se volvió irreversible. Enmarcado por fuertes movimientos sociales que reclaman una perspectiva más ecológica entre infraestructuras y territorio, la construcción de proyectos de energías renovables se está dando a una velocidad que obliga a repensar de manera urgente esta transformación y sus posibles impactos, consecuencias y potencialidades.


Ligas Hídricas: mini centrales hidroeléctricas como articuladoras ecoprogramáticas. Lugar: Río Malleco, Provincia de Malleco, Región de la Araucanía, Sur de Chile Autor: Daniel De León

En este contexto la investigación parte de preguntarse cuáles son los impactos, problemas y sobre todo las oportunidades de los diferentes tipos de proyectos de energías renovables —solar, eólico, geotérmico, hidroeléctrico, mareomotriz, etc.— que se están implementando y se implementarán a lo largo de todo el país durante los próximos años. A lo largo de más de 4.000 km, en un rango de latitudes equivalente a la distancia entre Noruega y Egipto, diferentes comunidades en diferentes geografías y climas se verán afectadas por estas nuevas infraestructuras.

Nos planteamos el desafío de entenderlos como activos públicos, de repensar su condición histórica de cajas negras, aisladas, mono funcionales, y de externalidad negativa, aprovechando la oportunidad de que en muchos casos se tratan de las inversiones más importantes que estos lugares recibirán en mucho tiempo. Si entendemos que estos artefactos son parte del sistema mayor de flujos productivos que organiza el territorio global, parece imperativo asumir su importancia no solo funcional sino que también simbólica y su potencial para conformar nuevos espacios colectivos.

La investigación consta de proyectos en distintas escalas, desde lo territorial a lo arquitectónico, que proponen maneras alternativas de diseñar y de integrar estas infraestructuras a sus contextos, superando el enfoque actual basado principalmente en variables técnicas y económicas, asociando las potenciales fuentes de generación a las diversas regiones y latitudes del país junto a sus especificidades geográficas, ecológicas, productivas y culturales. 

El desarrollo del territorio se entiende hoy como una competencia por el suelo y sus recursos entre los productores por un lado y las comunidades locales y los ecosistemas por el otro, siendo estos últimos usualmente los más desfavorecidos. 

Tal como se ha hecho notar en el último tiempo, la mera producción en base a energías renovables, como esfuerzo aislado, no es suficiente en la transición hacia un mundo post carbono (Iturbe, 2021), aun cuando se trata de una condición necesaria. En su versión actual, el mundo de las energías renovables no hace más que replicar en clave verde muchos de los vicios del paradigma fósil. 

La única manera de que esta transformación sea sostenible en el tiempo es que las ciudades, principales consumidoras de energía, se hagan cargo de los efectos que producen sobre estos territorios. De no hacerlo, se trata solamente de colonialismo energético en base a oligopolios, especulación y la creación de nuevas zonas de sacrificio (Rivas, 2021).

Hemos intentado imaginar nuevas formas de mediación y convivencia más complejas y justas, pues, tal como dice una frase ampliamente difundida en las redes: «Si despoja a los pueblos, no es energía limpia».


Referencias
Hulot, N. (14 de abril de 2019). Tenemos que combinar el llegar a fin de mes con evitar el fin del mundo [entrevista]. Diario El País.
Iturbe, E. (2021). Two Modernities in one. En Non Extractive Architecture, Vol.1 
Rivas, P. (7 de noviembre de 2021). Una central eléctrica llamada España vaciada. Diario El Salto.

 


Colonización Solar: conexión multi-industrial del asentamiento María Elena. Lugar: María Elena, Provincia de Tocopilla, Región de Antofagasta, Norte Grande de Chile. Autor:  José Luis Reyes 
Maritorio Energético:  energía undimotriz como articuladora del ecosistema y el patrimonio del estrecho de Magallanes Lugar: cabo de San Isidro, península de Brunswick, región de Magallanes y de la Antártica Chilena, extremo sur de Chile. Autora: Paola Salazar Opazo
 


Artificios Solares: cultivando el desierto de Atacama entre el cielo y el suelo. Lugar: Diego de Almagro, Provincia de Chañaral, Región de Atacama, Norte Chico de Chile. Autor: Argenys Ricardo Nelson Trimiño
 

Eólica: estrategias para la integración productiva y energética en el contexto rural. Lugar: Llanquihue, Provincia de Llanquihue, Región de Los Lagos, Sur de Chile. Autor: Juan José Castro

Aquastructura: una nueva infraestructura hídrica en base a plantas desalinizadoras en el desierto de Atacama. Lugar: Copiapó, Provincia de Copiapó, Región de Atacama, Norte Chico de Chile. Autora: Andrea Bit


[1] El trabajo aquí presentado se ha desarrollado desde el año 2016 en adelante en el contexto de una serie de talleres, seminarios y workshops liderados por UMWELT y Pilar García Alfonso en el MARQ (Magíster en arquitectura) y MAPA (Magíster en arquitectura del paisaje) de la Escuela de Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

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