Reciclaje de materiales de obras
Susana Caruso
Beneficios para una ciudad más resiliente.
Entre las condiciones para que una ciudad pueda definirse como sostenible están la reducción del impacto ambiental de sus actividades y la promoción de modalidades de consumo y producción sostenibles, acordes con sus propias circunstancias territoriales, geográficas, sociales, económicas y culturales.
La industria de la construcción es una importante generadora de residuos. En el caso de la Ciudad de Buenos Aires, esta circunstancia se ve exacerbada ante la falta de alternativas de inversión, que genera un incremento en el número de edificaciones como resguardo de valor, lo cual conlleva, entre otros impactos, un inevitable aumento del tránsito por traslado de materiales y por la recolección de residuos de obra. Y estos, a su vez, aceleran el agotamiento de rellenos sanitarios.
Placas con Papeles de Obras. Foto: Susana Caruso.
Afortunadamente, muchos de estos residuos pueden llegar a transformarse y cobrar nueva vida, contribuyendo a disminuir el impacto. En el Centro Experimental de la Producción (CEP), que dirige el arquitecto Levinton, se llevan a cabo desde hace varios años investigaciones para transformar distintos tipos de residuos en materiales de construcción, siguiendo un criterio de economía circular.
Un caso abordado desde el CEP es el de los cascotes generados por demolición de las viejas casas de ladrillo de la ciudad, mediante la gestión de cascotes y poliestireno expandido realizada para una obra del Estudio Kozak, a través de una Asesoría Técnica Rentada de la FADU-UBA, junto a la Arq. Marta Yajnes (ver nota »)
Esta asesoría dio como resultado la fabricación en la misma obra de bloques para cerramientos de fachada, utilizando los residuos de demolición de la vivienda existente en el terreno.
Por otro lado, al indagar sobre el aprovechamiento de los residuos de papel de una obra, tales como bolsas de cemento, cal, adhesivos y premezclas, entre otros, vemos que actualmente son desechados en volquetes, no siendo recogidos por recuperadores urbanos por considerarlos “sucios”.
El reciclaje de los papeles de obra requiere del establecimiento de políticas públicas específicas y estrategias de separación in situ. A modo de ejemplo exitoso se puede mencionar el caso de la cementera Argos para su filial Colombia, la cual implementó para sus clientes un programa de recolección de bolsas de cemento usadas en obra, con posterior entrega a fabricantes de fibrocemento o cartón para ser utilizadas como insumo. La iniciativa incluye el entrenamiento del personal en obra para su adecuado manejo y reciclaje.
Si dirigimos la atención a Europa, notamos que en un país como España, que sigue la estricta legislación ambiental europea, las tasas de reciclaje de papel llegan al 80% (por ejemplo, Recytrans). La Asociación de Empresas Gestoras de Residuos de la Construcción y Demolición de Castilla y León (AGERDCYL), menciona en su página web que el 90% de los residuos de construcción y demolición puede valorizarse, entre ellos los residuos de papel y cartón, los cuales logran ser recuperados por gestores especializados.
En el Proyecto de Investigación Avanzada que dirijo desde el año 2013, con sede en el CEP-ATAE, se exploran las posibilidades de crear materiales constructivos para ser empleados en proyectos de autoconstrucción, vivienda social y generación de empleo. Se procura que resulten económicos, de bajo peso, con buena aislación térmica y con reducido impacto ambiental respecto a bloques, ladrillos y revestimientos de fabricación tradicional. Se usan como materia prima papeles y cartones no reciclados habitualmente, fibras naturales y bioplásticos. La investigación forma parte de Proyectos UBACyT, dirigidos por la Arq. Marta Yajnes.
Hasta el momento se han fabricado bloques, ladrillos, placas de revestimiento, varios modelos de módulos para dividir ambientes, módulos para difusión acústica y diversos objetos de diseño y equipamiento, todos ellos con papel cemento. Este material cuenta con varios ensayos en el INTI de resultados satisfactorios y se han aplicado placas de papel cemento en dos estudios de caso en viviendas de la Ciudad, que cumplen satisfactoriamente con las cualidades esperadas.
Es importante tener en cuenta que la Ciudad de Buenos Aires genera a diario más de ocho mil toneladas de basura (GCBA). La mayor parte se entierra en los rellenos sanitarios que se encuentran ubicados en el conurbano bonaerense.
Según una nota del diario Clarín del 5 de abril de 2021, solo el 46% de las personas que viven en la Ciudad separa sus residuos. Se pierden así por día dos mil toneladas de desechos que podrían reciclarse, pero se tiran como basura. Dentro de esas dos mil toneladas diarias de desechos potencialmente recuperables, se encuentran papeles que no son valorizados en la actualidad, en forma de bolsas de productos en polvo para la construcción. Estos papeles son arrojados diariamente a los volquetes, contaminándose con restos de pinturas, productos fraguados y residuos orgánicos. Si fueran separados in situ evitando la contaminación, podrían aprovecharse para su uso en mezclas cementicias (Caruso y Yajnes, 2016).
Sin embargo, a través de una consulta telefónica realizada al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires sobre disposición final de residuos de papel y cartón provenientes de obras, sabemos que son separados y desechados como Residuos Sólidos Urbanos (RSU). Estos residuos, por ser de origen orgánico, generan gases de efecto invernadero en su proceso de descomposición.
Es necesario señalar que las fibras de celulosa provenientes de papel o cartón que forman parte de una mezcla cementicia, aportan a los materiales mayor liviandad y más aislación térmica y acústica que productos similares de mercado, además de contribuir a la regulación de la humedad en espacios interiores.
De acuerdo a la Asociación de Fabricantes de Cemento Portland, en 2020 se despacharon en la CABA 156.258 toneladas embolsadas, o sea 3.125.160 bolsas de 50 kg (AFCP). Cada bolsa de cemento vacía pesa 150 gr, lo que significan 468.774 kg de papel al año solo para este material.
Si tomamos en cuenta también el papel de las bolsas del resto de materiales en polvo, es posible inferir que podría disponerse de una considerable cantidad de este residuo para la elaboración de distintos productos.
Para determinar sus mejores posibilidades de aprovechamiento. Sería necesario realizar una cuantificación aproximada de bolsas desechadas y elaborar pautas para su separación in situ y su recolección diferenciada.
Es necesario controlar las fuentes de emisión de contaminantes ambientales producidos por la industria de la construcción y su impacto en las ciudades.
Las investigaciones mencionadas, realizadas en el ámbito de la universidad pública, no solamente apuntan a la visibilización de esta problemática sino que pretenden desarrollar herramientas que, aplicadas al manejo de residuos, promuevan una mirada más abarcativa para transitar el camino hacia una ciudad más resiliente, tomando en cuenta distintas variables de la sustentabilidad.
Bibliografía
Asociación de Fabricantes de Cemento Portland (2020). Anuario 2020. Datos estadísticos.
Asociación de Empresas Gestoras de Residuos de la Construcción y Demolición de Castilla y León (s.f.). La Asociación
ARGOS (s.f.). Sacos verdes. Programa de aprovechamiento de sacos de cemento y agregados.
Caruso, S. I. y Yajnes, M. E. (2016). PIA TRP 01. Pp. 2635- 2654
Estudio Kozak (2016). Casa Olaya [obra de Arquitectura].
GCBA (2021). Una Ciudad más reciclable.
Recytrans (21 de julio de 2020). ¿Cómo se recicla el papel y cartón?