Una lucha colectiva

Paula Lavarello

martes, 1 de septiembre de 2020  |   

Algunas notas sobre honorarios profesionales


El nuestro es un estudio que hace desde el proyecto hasta la dirección de obra, por lo que la relación con el cliente/desarrollador es muy larga, de tres a cuatro años. Sumado a esto, los mismos desarrolladores nos han contratado también para varias obras. Por lo tanto, tener en claro cuánto, cómo y qué calidad de trabajo entregamos es un tema importante para la salud de la relación.


A modo de resumen, los temas más importantes en relación a los honorarios profesionales son los siguientes:

 

  1.  Los arquitectos y arquitectas deben cobrar siempre por lo que hacen. 
    No importa el placer que nos produzca diseñar, no deberíamos trabajar gratis. La defensa del honorario es una lucha colectiva y deberíamos hacerla juntos. Además, hay que erradicar los diminutivos: no hacemos «dibujitos», hacemos planos; no resolvemos «detallecitos», hacemos detalles constructivos.

  2. Cuánto cobramos: porcentaje vs. valor fijo
    Esta dicotomía la resolvimos hace muchos años después de una reunión con un cliente coreano, que en su castellano básico y muy preciso nos dijo: «No entiendo, yo los contrato a ustedes para que el proyecto salga mejor y más barato… Y si es así, ustedes… ¿ganan menos plata? ¿Cuál es el negocio?».
    Nunca más volvimos a atar nuestros honorarios al costo de obra. Tenemos una tabla que tiene m2 y valor de honorarios (a mayor cantidad de metros, menor valor de honorarios). Nótese que decimos valor y no costo de honorarios: los arquitectos y arquitectas generamos valor en los proyectos, no somos un costo. Y este valor fue variando a lo largo de la historia económica de la Argentina, a veces estuvo en dólares y otras en pesos.

  3. Determinar los costos internos para cada proyecto.
    Esto depende de la estructura de cada uno (alquiler, expensas, etc.) y del porcentaje que cada estudio desea ganar, pero también, y lo más importante, nos hace pensar en el tiempo (horas de proyectistas/horas de dibujantes) que invertimos en cada proyecto.

  4. Los honorarios, dada la inflación, se deben actualizar. 
    En obras como las que mencioné antes, que duran entre tres y cuatro años, no hacerlo implica que se licúe la ganancia. Y por eso la actualización debe estar en el contrato. A nosotros nos funciona bien usar el índice CAC : es una actualización que los desarrolladores o cualquier persona que construye discute siempre con la empresa constructora.

  5. Definición de los trabajos y estimación de tiempos de cada etapa. 
    Este ítem es fundamental y garantiza la buena relación cliente-arquitecto/a. Debemos ser muy específicos sobre qué tareas vamos a hacer: nosotros, por ejemplo, incluimos un listado de planos para que no haya sorpresas. Mucha gente contrata a un/a arquitecto/a y no sabe qué es lo que hace: es nuestra tarea hacer docencia en este tema, debemos decir muy claramente qué hacemos y qué no (por ejemplo, si están incluidos los asesores). Detallar tiempos para cada entrega, hacerla puntual y hacerla firmar por el cliente. Todo esto es importante en el caso de que haya modificaciones sobre algo ya definido y debamos rehacerlo.

  6.  Costo de construcción de la obra
    Aunque no cobremos un porcentaje del costo de la obra, los y las arquitectas no debemos desentendernos de los costos de lo que diseñamos. Tenemos que romper el mito de que a nosotros el costo no nos concierne. Diseñar y documentar algo que luego el cliente no pueda construir no sirve. Tenemos que tener conocimiento de los valores de lo que diseñamos, estar informados/as de los costos de los materiales que elegimos. Es importante definir el valor de m2 que el cliente/desarrollador está dispuesto a gastar o que el negocio pueda absorber, y diseñar teniéndolo en cuenta. 

  7. El cobro de los honorarios
    La forma en que se cobra es también un ítem importante, pero depende de muchos factores, como la cantidad de obras que tenga el estudio, la situación financiera, etc., por lo que nosotros lo dejamos abierto y lo discutimos en cada caso. Solemos arreglar cuotas fijas y consecutivas.

La entrega de los honorarios debe ser un ritual, y se debe diseñar como el proyecto: escribir, redactar para uno/a mismo/a algún párrafo introductorio que hable del proyecto y del desafío que constituye poder hacerlo. Coordinar una reunión para hablar del tema, leer conjuntamente la carta de honorarios, aclarar cada ítem antes de empezar a trabajar.

Debemos lograr que el cliente tenga una valoración positiva de nuestro trabajo profesional, y no solo del arquitecto/a que ha elegido, sino de la tarea de los y las arquitectas en general.

Un/a arquitecto/a debe realizar su trabajo con la suficiente sabiduría como para satisfacer los requerimientos de su cliente (podríamos llamarlo profesionalismo); y debe creer firmemente que, además de su propia satisfacción por la tarea que realiza y que lo/a llena de placer, se merece ser honrado/a económicamente por su cliente.

Espero todo esto sea útil sobre todo a quienes están empezando. Y, como mencioné más arriba, recordemos siempre que la defensa de los honorarios es una lucha colectiva.