Reducir las incertidumbres

José Víctor D´Angelo, Hugo Bersanker

martes, 1 de septiembre de 2020  |   

El cómputo y presupuesto como herramienta para arquitectos


Actualmente todo estudio de arquitectura, ya sea grande, mediano o pequeño, tiene entre sus responsabilidades determinar el costo de un proyecto.

¿En qué medida es importante saber lo que cuesta cada proyecto, y con qué grado de profundidad? Lo que en realidad es importante para los arquitectos proyectistas es tener una idea de ese valor y cómo se distribuye entre los componentes del proyecto, con el objeto de adecuarlo de manera equilibrada y tomar las decisiones para ratificarlo o cambiarlo. En este sentido son importantes las evaluaciones en las distintas etapas del proyecto: croquis preliminares, anteproyecto y proyecto licitatorio.

Cómputos
Si bien se siguen utilizando métodos manuales para algunas mediciones, en la actualidad se dispone de estos datos mediante el Autocad y/o los programas de cálculo de estructuras.

Además existe, aunque no tiene un desarrollo muy amplio todavía en la Argentina, la metodología BIM (Building Information Modeling), que mediante el programa de modelización REVIT vincula automáticamente cada componente del proyecto con una unidad de cómputo y permite extraer directamente del modelo informático los cómputos de todos los elementos de la obra, en las dimensiones adecuadas a cada caso. Al variar el proyecto y modificar el modelo, actualiza los cómputos.

Presupuesto
La metodología tradicionalmente utilizada para realizar un presupuesto se basa en determinar el costo de la obra mediante precios unitarios descompuestos en sus elementos: la mano de obra según el tiempo que demanda llevar a cabo una tarea; los materiales y la cantidad de cada uno de ellos para ejecutar una unidad de análisis y los complementos necesarios: herramientas, máquinas, equipos, etc., para realizarla.

Aplicados los costos unitarios a las cantidades que surgen del cómputo, se llega a la determinación de un costo-costo, al que se le aplica el porcentaje de aumento que surge del coeficiente de pase, y que incluye gastos generales directos e indirectos, costo financiero, impuestos, beneficios de empresa, etc., hasta llevar ese costo al precio de venta: en definitiva, lo que nos dirá cuánto, estimativamente, cuesta nuestra obra una vez finalizado el proyecto.

Oportunidad de la estimación
Esa idea de un valor que debe anticiparse condiciona frecuentemente el desarrollo del proyecto, por lo que se transforma en un dato importante. 

En los cómputos esta metodología es de resultados moderadamente variables, porque es diferente la documentación disponible en cada caso y no se cuenta con las definiciones completas para conformar el cómputo.

Los precios de insumos son distintos según los proveedores del mercado y también son variables los rendimientos de mano de obra para cada tarea. 

También se han multiplicado las alternativas de contratación. A las tradicionales de ajuste alzado, coste y costas y unidad de medida, se han agregado separación por rubros, segmentación por etapas, tercerizaciones de mano de obra, contratos por tareas o provisión de materiales, entre otras.

Los emplazamientos geográficos también son significativos a la hora de evaluar costos, tanto de materiales que deben trasladarse a distintas distancias desde su lugar de producción (valores de fletes a incluir) como de la mano de obra. Para este tema es conveniente consultar los convenios colectivos de trabajo (UOM, UOCRA, Sanitarios) que determinan los salarios por especialidad y zonas.

El coeficiente de pase tampoco escapa a la variación: los gastos generales son muy diferentes entre empresas constructoras grandes —que los reparten entre varias obras— y empresas pequeñas y medianas —que los deben absorber con una o dos—.

Los costos financieros dependen de la modalidad de pago: anticipos financieros, pagos diferidos, etc. Aun los beneficios de las empresas dependen de condiciones coyunturales del dinamismo o estancamiento del mercado. También incide en los precios la aplicación de certificaciones ambientales, como por ejemplo el sistema LEED. 

Como las obras se desarrollan en plazos largos, los vaivenes de la economía en general (inversiones, inflación, tasas de interés, valor del dólar, disponibilidad de crédito) deben ser tenidos en cuenta con la cuota de imprevisibilidad en la Argentina.

Acercarse a la certeza en los costos
¿Cómo podemos reducir incertidumbres y ofrecer a los colegas una herramienta útil y confiable para tomar decisiones de proyecto, con la suficiente consistencia para defenderlas ante propietarios o instituciones comitentes? ¿Qué estrategias debemos emplear para estimar un precio que se asemeje posteriormente a la realidad?

La información que surge de casos similares tiene gran valor. Hay bibliografía específica que facilita este procedimiento: la revista Vivienda, el suplemento ARQ del diario Clarín, o los indicadores de la Cámara Argentina de la Construcción que trabajan sobre modelos teóricos y/o reales. También hay softwares que proporcionan información similar en formato digital.

Pero la fuente más confiable, y que resulta más efectiva, es la que surge de confrontar la fase estimativa preparatoria con presupuestos reales, donde fundamentalmente se analicen desvíos y se evalúen su frecuencia y porcientos. 

El otro aspecto conveniente para hacer hincapié es la selección muy cuidadosa de los ejemplos que se deciden usar como referencia o modelo de comparación. Dadas las particularidades y diferencias que ya mencionamos entre tipos o tamaños de obra, sistemas de contratación, emplazamiento geográfico, etc., se deben considerar como referencia válida sólo aquellos que más se asimilan a la obra en estudio.

Actualmente hay gran cantidad de proveedores que informan por consulta directa y/o vía internet los precios de materiales e instalaciones actualizados (herrajes, materiales húmedos y secos, tabiquerías, vidrios, maderas, carpinterías, etc.).

En el seguimiento del costo de un proyecto hay que tener como un ítem particular las contingencias de diseño en porcentaje, en razón de los cambios y ajustes que normalmente se producen en este proceso.

Una vez obtenido el costo se debe incluir las contingencias de obra en porcentaje, ya que ninguna obra termina como fue proyectada.

¿Cómo obtener en forma rápida, económica y acertada un cómputo y presupuesto que se acerque a lo que posteriormente se deberá verificar al contratar o licitar? Se trata de una tarea conjunta y colaborativa entre el estudio de arquitectura que requiere la información y el analista de costos que lo confecciona. 

Documentación técnica
El estudio debe proveer la documentación técnica que dispone sobre el proyecto en cada etapa. Esto facilitará la tarea del analista de costos, que podrá determinar con un apreciable grado de precisión los valores asignables a cada ítem y rubro componente y estimar el valor total de la obra a ejecutar.

Si, como ocurre con frecuencia, esa información está incompleta, se priorizarán los datos acerca de los rubros más determinantes: en general, la estructura resistente, las carpinterías, las instalaciones. Es obvio que, con información reducida, el rango del desvío posible en la estimación será mayor, pero recordemos que se trata de obtener una idea del presupuesto, y la aproximación puede ser de utilidad aunque no sea de alta precisión.

La planilla de locales es un instrumento no siempre valorado por los estudios de arquitectura, pero que resulta sumamente útil. En ella deben constar todas las definiciones sobre terminaciones que determinan el nivel y carácter que se pretende otorgar a la obra.

Otros documentos de importancias son las planillas de carpinterías, de detalles constructivos y de detalles sanitarios.

Cómputo y Presupuesto (CYP)
Una vez realizado un listado unificado de ítems (LUI) en acuerdo con el estudio proyectista, se ingresan los precios unitarios de cada uno de los ítems y rubros. 

Deben incluirse las instalaciones eléctricas, sanitarias, termo mecánicas, contra incendio, ascensores y otras proporcionadas por los asesores especialistas, compatibilizadas y coordinadas por el asesor del CYP.

Una vez completada la planilla base, se obtendrá una estimación del valor de la obra.

El CYP es una especie de mapa de control que servirá de referencia para hacer el seguimiento y controlar desvíos, faltantes, excesos, etc., tanto en la etapa de evaluación de presupuestos contractuales como en la de seguimiento de contratos de ejecución.

No se debe olvidar que el costo real y definitivo de la obra se producirá al final, con el último certificado.

El objetivo e intención del responsable de analizar y determinar precios es ofrecer a los estudios de arquitectura una herramienta simple y útil para ayudar al control y a la toma de decisiones, y dejar al proyectista con el mayor tiempo posible para ocuparse de definir las características funcionales, estéticas y constructivas de sus proyectos.