Experiencia, visión y apropiación del espacio

Cohabitar Urbano

miércoles, 11 de diciembre de 2019  |   

En el desarrollo de un proyecto nos encontramos con diversos actores: aquellos que encargan (comitentes), aquellos que proyectan, aquellos que desarrollan y/o construyen y aquellos destinatarios de dichos proyectos, los usuarios y usuarias finales. Para nosotros, la mirada de esta persona usuaria, generalmente ajena al conocimiento de la arquitectura, alimenta la reflexión y el pensamiento arquitectónico y urbano.

Vivimos en una era de constante cambio, donde los encargos son pensados para un sector determinado de usuarios, pero sin especificar ni definir del todo. Al mismo tiempo la especulación inmobiliaria, que se suma a las restricciones de los códigos urbanos, reduce cada vez más nuestro margen para sumar valor agregado a los espacios que proyectamos, limitándonos a la repetición de unas pocas tipologías. Esta forma de trabajo entra en crisis cuando vemos de qué modo las personas usuarias se apropian de los espacios. A su vez, y en general, estos usuarios sólo conocen las resoluciones básicas que propone el mercado y ven restringida su capacidad de elegir alternativas superadoras.

Visita al Edificio Bencich, una de las obras maestras del Arq. Eduardo Le Monnier, en el barrio de San Nicolás. Foto: Ricardo Pomphile, Open House Buenos Aires.Los profesionales y empresas de otras disciplinas buscan conocer la opinión de sus clientes para lograr relaciones saludables y mejoras en los resultados: ¿por qué no implementar este tipo de mecanismos para escuchar a los usuarios de los espacios que diseñamos?

Creemos que es importante reflexionar junto a los visitantes sobre construcción y arquitectura, y de esta forma estudiar cómo se da el proceso de apropiación de los espacios arquitectónicos. Lo que el comitente encarga, lo que el arquitecto o arquitecta pensó en primera instancia, cómo fue construido, en qué contexto, y sobre todo de qué manera se adueñan los habitantes. Todos aspectos que se revisan y se debaten en cada visita producida en el marco de Open House Buenos Aires.

Poner en debate temáticas arquitectónicas —actuales e históricas— que repercuten entre comitentes, profesionales, desarrolladores y constructores, recolectar historias y hacer conocer la buena producción arquitectónica a un público general es de capital importancia para brindar mejores soluciones arquitectónicas por parte de los involucrados en el desarrollo de un proyecto determinado.

Open House abre una puerta a los ciudadanos de Buenos Aires para que, a través de repetir la experiencia de recorrer espacios de calidad, aprendan a valorarlos y finalmente demanden esos espacios para vivir. Al mismo tiempo, quienes trabajamos en la producción de dichos espacios volvemos, gracias a esta iniciativa, a conectar con las personas usuarias, a escuchar sus demandas, sus preocupaciones y sus sugerencias, enriqueciendo nuestro trabajo.

El proyecto genera un conocimiento colectivo sobre los diferentes espacios arquitectónicos, así como también sobre los procesos por los cuales se generó. Y, por sobre todo, cómo son usados y cómo funcionan los mecanismos de apropiación en la actualidad. Dicho conocimiento que crece en cada edición, es principalmente propagado por 800 voluntarios y voluntarias que, sin ser necesariamente arquitectos, se transforman en divulgadores calificados de nuestra arquitectura. En segundo lugar, es difundido por el público: más de 200.000 personas visitaron obras de arquitectura de diferentes épocas y estilos en las últimas 6 ediciones.

En el caso de la arquitectura contemporánea, los propios diseñadores y anfitriones desarrollan las explicaciones durante los recorridos. En los edificios históricos se realizan algunas visitas que están guiadas por expertos y se tratan temas vinculados a la conservación patrimonial. En ambas situaciones los participantes están invitados a opinar y preguntar para enriquecer la recorrida. Así, a partir de estas conversaciones, se incorpora conocimiento valioso que optimiza la discusión sobre cómo queremos que sea nuestra ciudad en el futuro.

El poder cruzar las diferentes visiones in situ genera un nuevo canal para evaluar, afirmar o refutar las diferentes maneras en que se da la apropiación del espacio. Una herramienta que permite revisar para quién y de qué forma proyectamos.

Creemos que fomentar el interés por la arquitectura de calidad, y al mismo tiempo escuchar sus necesidades, es el principio de una relación más saludable entre los usuarios y usuarias, y los arquitectos y arquitectas, generando en consecuencia un impacto positivo en la ciudad. 


Integrantes de Cohabitar Urbano Ignacio Queraltó, Santiago Chibán, Ricardo Pomphile, Georgina Gabrielli y María Elisa Rocca

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