Anécdotas de encargos. Relación arquitecto-cliente*

Ana Mérega

miércoles, 11 de diciembre de 2019  |   

¿Cuántas veces dentro de nuestro ejercicio profesional hemos estado en la disyuntiva entre ceder o no a alguna solicitud de nuestro cliente con la cual no concordamos? Muchas veces es difícil lograr este equilibrio entre lo que se nos encomienda y lo que uno considera que se ajusta a la arquitectura que queremos desarrollar en determinado proyecto al que fuimos convocados, sin importar la escala del mismo.

Es interesante ver cómo ciertas obras de arquitectura son consecuencia de esta relación arquitecto-cliente, en la cual se generan croquis, anteproyectos y costos que nos trasmiten estas ideas, y en donde se ve reflejado el programa del usuario. Considero que en ese proceso siempre hay un aprendizaje que sirve de base a nuevos proyectos y como testimonio de época, más allá de que la obra en cuestión finalmente se construya o no.

Tomaremos tres ejemplos de esta relación situadas en el momento en que el movimiento moderno empezaba a sentar sus bases en la Buenos Aires del siglo XX.

Una de estas relaciones tiene por protagonista a la emblemática Victoria Ocampo, mujer de vanguardia e influenciada por las ideas modernas, quien en 1928 le solicita a Bustillo la ejecución de su casa en pleno Barrio Parque, donde predominaba la arquitectura clásica de influencia francesa. Previamente, en 1928, Le Corbusier le había hecho unos bocetos para otro terreno a unas pocas cuadras, en el cual se observan todos los puntos del movimiento moderno, similar a la famosa Ville Savoye, que por entonces se estaba construyendo.

Siguiendo al Arq. Ernesto Katzenstein, podemos describir aquella relación entre cliente —Victoria Ocampo— y arquitecto —Alejandro Bustillo— como «transgresiva y violenta», y es justamente desde allí por donde amerita analizar esta obra, en tanto las ideas de Victoria Ocampo no eran del todo coincidentes con el academicismo arraigado que traía Bustillo. Estas ideas, que hoy podrían tal vez ser criticadas por centrarse en su costado visual o estético, y menos funcional, son el fiel reflejo del «manifiesto moderno» que Victoria quería introducir en su nueva casa.

Por aquel entonces, Victoria habría podido tener la opción de encomendarle su casa al joven Arq. Prebisch, quien más tarde también colaboraría con la Revista Sur, y quien ocho años después plasmaría la obra emblema de nuestra ciudad, el Obelisco. Sin embargo, ella decide que sea Bustillo que, aunque más ligado al clasicismo, contaba con mayor experiencia para ser el mejor materializador de sus ideas.

En palabras del Arq. Katzenstein: «Bustillo diseña la casa utilizando el bagaje de su formación clásica con una dedicación y una coherencia tan sostenida que por momentos hace pensar en su conversión al nuevo lenguaje y que desbarata la opinión superficial de que se trata de una casa académica simplificada».

Al recorrerla hoy en día, esta casa sorprende por su amplitud espacial, los grandes ventanales, el juego de luz y sombra que se da en la escalera, la iluminación empotrada en sus muros y su relación interior-exterior.  Si bien es innegable que esta casa se encuentra lejos de los croquis realizados por Le Corbusier para su clienta, sí se acerca a los principios modernos que se venían desarrollando en Europa, despojada de adornos, con líneas puras, chimeneas sin decoraciones, iluminación incorporada en sus muros.

Victoria Ocampo logra así romper con la arquitectura habitual del barrio de Palermo y realizar su casa frente a las críticas de una sociedad conservadora y acostumbrada a una arquitectura donde predominaban palacios y edificaciones clásicas como las de Christophersen. Y, si bien la obra presenta rasgos clásicos y una planta aun compartimentada y no del todo fluida, es un excelente ejemplo de modernidad para la época. Tal es así que el mismo Le Corbusier cuando la visita en 1929 reconoce la simplicidad y «una pureza que raramente se encuentra».

Todo lo contrario, con respecto a la relación arquitecto-cliente, sucedió con el proyecto de una casa que Amancio Williams le desarrollara a su hermano Mario en 1943, en el terreno contiguo a la Casa del Puente que ya había realizado a su padre en la ciudad de Mar del Plata. En la carta que queda como testimonio de esa relación, en la cual le envía las explicaciones del proyecto, enumera con mucho detalle la génesis del mismo, su pisada en el terreno, y su relación interior-exterior. Tiene una gran necesidad de ser comprendido, que sus ideas se entiendan y que se transmita el espíritu de la época. Para ello presenta croquis y perspectiva, y le explica a su hermano que entiende que «si no le gusta», él entiende que puede llamar a otro arquitecto para materializarla.

Perspectivas para la Casa de Mario Williams, 1943. Fuente: Archivo Amancio Williams www.amanciowilliams.com

Bien distinto a un Bustillo que acepta producir una obra a pedido de Victoria Ocampo, a pesar de no estar del todo de acuerdo con esa arquitectura y que finalmente no firma la obra, el Arq. Amancio Williams no cede ante su cliente, incluso siendo su hermano. Se siente comprometido con los jóvenes arquitectos contemporáneos y con el espíritu de esa época. Como consecuencia de esto, esa vivienda nunca se construye.

Unos años más tarde, en 1954, sucede algo totalmente distinto con un proyecto de vivienda que el Arq. Mario Roberto Álvarez le hace al Dr. Podestá para su familia en Martínez, Buenos Aires. La anécdota es muy particular y es relatada varias veces por el mismo Álvarez, porque el cliente se acerca a él solicitándole una casa de estilo francés y él, cansado de rechazar proyectos por no aceptar hacer estilos, piensa en otra estrategia. Relata que hace dos proyectos paralelos utilizando la misma planta, documenta ambos (uno con techo inclinado con teja francesa y otro con techo plano con chapa de zinc) e inclusive los envía a licitar; y en el momento que estaba en riesgo la ejecución del mismo por temas económicos, le mostró la opción más económica, más simple, despojada de ornamentos y lucarnas. Finalmente se construyó la de techo de chapa casi plano, con ventanas prefabricadas traídas de Inglaterra, y con estructura de hierro que permite una planta libre con ventanales hacia el jardín al contrafrente, y más cerrado a la calle. Se observa también una preocupación de Álvarez por resolver el tema de funcionamiento ambiental con ventilación cruzada, sin aire acondicionado.

Álvarez logra en su proyecto justamente un equilibrio entre la influencia de arquitectos extranjeros (Mies van der Rohe, Le Corbusier y Richard Neutra, entre otros) y el aporte de una modernidad local, desarrollándola a través del estudio del uso de materiales y detalles constructivos, además de contemplar la variable ambiental. Esto lo había aplicado en los proyectos para los Centros Sanitarios que realizó algunos años antes en varias provincias.

En el caso de Álvarez me parece interesante su esfuerzo como arquitecto por comprender a su cliente y ofrecerle una arquitectura alternativa a lo que le fuera solicitado, equilibrando aquellas ideas contemporáneas internacionales con las ideas locales. Por otra parte, Amancio Williams se encuentra encasillado en sus ideas y no abierto a buscar un equilibrio, más preocupado en la función del arquitecto, como él mismo dice, de «buscar la expresión de su época», y menos conectado a la región y a las necesidades locales.

Lejos de ponernos en posición de juzgar cómo han obrado estos arquitectos frente a los pedidos de sus clientes, y más allá de que las obras se hubieran podido concretar, estos tres ejemplos trascienden a la actualidad y dejan huella de aquellas ideas que se estaban forjando en nuestro país y que tienen hoy su continuidad. 


* Trabajo realizado para el Posgrado Repensar la Modernidad, FADU, UBA.

Bibliografía
- Cox, Browne, Comas, Santa María, Liernur, Dewes, Waisman. Modernidad y Postmodernidad en América Latina. Editorial Escala.
- Feal, Noberto. Antonio Vilar. Buenos Aires, Arq. Clarín-FADU, UBA, col. Maestros de la Arquitectura Argentina, núm. 14, 2014.
- Schmidt, Claudia y Plotquin, Silvio. Mario Roberto Álvarez. Buenos Aires, Arq. Clarín-FADU, UBA, col. Maestros de la Arquitectura Argentina, núm. 11, 2014.
- Müller, Luis. Wladimiro Acosta. Buenos Aires, Arq. Clarín-FADU, UBA, col. Maestros de la Arquitectura Argentina, núm. 6, 2014.
- Revista Casas Nº25, Marzo 1992.
- Revista de Arquitectura Nº259. SCA, año 113.
- Revista Arte Informa, año 7, Nº38/39, 1983.

 

 

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