Asesor | Urbanismo
Alicia Novick
Hace poco, en una reunión con especialistas en educación, nos preguntaron cuál era la especificidad de los arquitectos. Les respondimos, muy seguros, que proyectamos lo que no estaba antes…Ellos nos replicaron que su objeto era proyectar, pero en su caso se trataba de “currículas de estudios”. En esa escalada, fuimos por más y afirmamos que además de proyectar, transformamos el espacio construido, “se trata también de contribuir a sociedades más equitativas”, aventuró alguien… Y, en ese momento, con suerte, no había sociólogos ni urbanistas, porque la tarea de precisar “qué es y qué hace un arquitecto” no es tarea sencilla.
Con el tiempo, aprendí que los temas de la arquitectura y del urbanismo no son idénticos pero la arquitectura me sirvió para saber leer y representar el espacio construido, para valorar la creatividad por sobre la norma, para ponderar las tensiones entre ideas y formas de hacer.
A partir del ciclo de formación en la FADU, en una mezcla de azar y voluntad, los caminos zigzagueantes de la vida nos llevan a desempeñar otras tareas. En mi caso, luego de estudios de posgrado, tareas de investigación y docencia, me dediqué a los estudios urbanos. Con el tiempo, aprendí que los temas de la arquitectura y del urbanismo no son idénticos pero la arquitectura me sirvió para saber leer y representar el espacio construido, para valorar la creatividad por sobre la norma, para ponderar las tensiones entre ideas y formas de hacer. Creo que junto con esas “grandezas”, se juegan algunas de las “miserias” de nuestra formación, que consisten en suponer que debemos ser genios innovadores, que no es importante el camino del proyecto a la obra, que no es relevante dialogar con otros especialistas pues sabemos casi todo.
Muchos de nosotros, casi todos, hacemos muchas cosas diferentes a las previstas en el “perfil del arquitecto tradicional” (que tal vez nunca existió…). Pero no somos los únicos, pues especialistas y profesionales somos interpelados por un mundo en transformación. En ese contexto, y en una suerte de balance, creo que con sus grandezas y miserias, la capacidad de proyectar, la ambición creativa y la “responsabilidad social” operan como una fabulosa plataforma para hacer muchas cosas.