Hacer interiores es hacer atmósfera
Roberto Caparra
Me crié en el Barrio Norte por azar.
Siempre miré esa arquitectura suntuosa desde afuera queriendo estar adentro.
Tardé muchos años en darme cuenta que ser arquitecto y decorador era realizar la vocación frustrada de mis padres....
Siempre digo que, detrás de una aparente frivolidad, para hacer interiorismo se necesita conocimiento y mucho detalle. El volumen de información es enorme y su documentación exhaustiva.
Hacer interiores es hacer atmósfera.
Hacer interiores es interpretar la esencia de la arquitectura que genera ese adentro y exaltarla.
Es una actividad muy placentera y minuciosa. Un buen interior emociona, envuelve y resuelve.
Transmite equilibrio del espacio, la luz (y su opuesto la sombra), el color y las texturas. Alberga la vida afectiva del que lo usa, favorece su acción cotidiana.
Siempre digo que, detrás de una aparente frivolidad, para hacer interiorismo se necesita conocimiento y mucho detalle. El volumen de información es enorme y su documentación exhaustiva.
Pensar con un lápiz en la mano, imaginar y dejar fluir las ideas es uno de los grandes placeres de mi vida. Compartir el quehacer con la “tribu” del estudio me colma y me llena de agradecimiento.
Con Cora, mi socia, somos un viejo matrimonio arquitectónico; una mirada nos alcanza a veces para definir un pensamiento sobre el papel o un giro en una conversación.
Me gusta el cliente, sus pedidos y dar respuesta a ellos. Me gusta dar servicio.
Disfruto muchísimo dibujando, el lápiz es mi compañero de todo momento, casi clavado a mi mano. Soy del lápiz y el papel, Y me regocija cuando un espacio terminado queda igual que un bosquejo inicial.